Jelena Ostapenko lo ha vuelto a hacer. La tenista letona, campeona de Roland Garros en 2017, derrotó una vez más a
Iga Swiatek, esta vez en el
Stuttgart Open, y por primera vez lo hizo en tierra batida. La victoria no solo fue un golpe deportivo: fue una declaración de poderío y carácter.
Con este triunfo, Ostapenko mejora un balance personal que ya era insólito: 6-0 frente a la ex número uno del mundo. Swiatek, quien ostenta uno de los registros más dominantes del circuito femenino en los últimos años, sigue sin encontrar la fórmula para superar a su particular bestia negra.
Cada enfrentamiento entre ambas genera la misma pregunta: ¿Será esta la vez en que Iga por fin logre romper el maleficio? Y la respuesta, una vez más, fue un rotundo no.
El duelo, cargado de tensión y calidad, terminó con un marcador de 6-3, 3-6 y 6-2 a favor de Ostapenko. Aunque Swiatek fue elogiada al final del partido por su reputación como reina de la tierra batida, Ostapenko no dejó pasar la oportunidad de soltar una réplica para la historia.
“También yo gané Roland Garros”, recordó la letona con una sonrisa afilada, al ser preguntada sobre lo sorprendente que resulta vencer a Swiatek en arcilla. “Así que puedo decir lo mismo de mí”.
El ambiente en Stuttgart era eléctrico, y Ostapenko no dudó en agradecer el apoyo del público: “Gracias por venir, como siempre es un ambiente increíble. Me encanta jugar aquí”.
Más allá del marcador, la victoria fue un reflejo del espíritu combativo de Ostapenko. “En el segundo set no sentía tanto mi juego, las pelotas parecían un poco más lentas. Pero en el tercero me dije: 'Vale, el segundo ya pasó. Empezamos de nuevo, voy a pelear hasta el final y veremos qué pasa’. Estoy muy orgullosa de mí misma”, confesó tras el partido.
Ahora, Ostapenko se enfrentará a Ekaterina Alexandrova por un lugar en la final del lunes, con la posibilidad de llevarse no solo el título, sino también el codiciado Porsche que acompaña al trofeo del torneo. Mientras tanto, Roland Garros ya asoma en el horizonte, y la letona parece estar calentando motores justo a tiempo.