¡La bestia negra lo ha vuelto a hacer! Jelena Ostapenko derrota a Iga Swiatek y se mete en semis del Stuttgart Open

Jelena Ostapenko lo ha vuelto a hacer. La campeona de Roland Garros en 2017 volvió a arruinarle la fiesta a Iga Swiatek, en una superficie que la polaca domina como nadie... salvo cuando la letona está enfrente. Con un juego explosivo y sin miedo, Ostapenko tumbó a la número uno de la tierra batida por 6-3, 3-6 y 6-2, avanzando a las semifinales del Stuttgart Open.

El resultado no solo sacude el cuadro del torneo, sino que también reafirma un patrón que cada vez parece menos casual: Ostapenko es el némesis de Swiatek.

Este nuevo triunfo se suma a una estadística que empieza a inquietar. Desde que se enfrentaron por primera vez en 2019 —cuando la letona arrasó a la entonces desconocida Swiatek en hierba con un 6-0 y 6-2— el duelo directo ha sido consistentemente favorable a Ostapenko. Ya este año, en febrero, la derrotó de forma contundente en Doha (6-3, 6-1). Y en el pasado, lo ha hecho también en torneos de peso como el US Open, Indian Wells y Dubai.

Pero lo más significativo de esta victoria en Stuttgart es que es la primera vez que Ostapenko vence a Swiatek sobre tierra batida. Y no en cualquier lugar, sino en el torneo donde la polaca parecía intocable, y que ha dominado en ediciones anteriores.

Swiatek tuvo su oportunidad. En el tercer set, con 4-2 en el marcador, dispuso de una bola de break que pudo cambiar el curso del encuentro. No la convirtió. Y a partir de ahí, Ostapenko tomó el control, imponiéndose con una confianza y una autoridad que dejaron sin respuestas a la ex número uno.

Con esta victoria, Ostapenko se medirá en semifinales a Ekaterina Alexandrova, mientras por el otro lado del cuadro esperan las ganadoras de los duelos entre Coco Gauff y Jasmine Paolini, y Aryna Sabalenka contra Elise Mertens.

Para Swiatek, esta derrota no solo supone una eliminación prematura (una ronda antes que el año pasado, cuando cayó ante Elena Rybakina en semifinales), sino una alarma encendida. Porque el historial contra Ostapenko ya no es anecdótico. Es una tendencia.