Lleyton Hewitt no prolongará su tardío regreso al tenis tras caer junto a su hijo,
Cruz Hewitt, en los cuartos de final del challenger New South Wales Open el pasado jueves.
Hewitt sorprendió a los aficionados al disputar su primer partido en unos cinco años, desde que colgó definitivamente la raqueta de dobles tras retirarse del singles en 2016. Hewitt, campeón del US Open en 2001 y de Wimbledon en 2002, tiene ahora 44 años y, combinado con su hijo Cruz, vivió probablemente un pequeño sueño al tener la oportunidad de jugar con él.
Vencieron a Hayden Jones y Pavle Marinkov por 6-1, 6-0 en un partido el miércoles, pero luego se midieron a Dane Sweeney y Calum Puttergill en cuartos de final, cayendo por poco ante ese equipo en dos sets, 7-5, 6-4 a favor de los ganadores.
También fue el momento propicio para que Hewitt lograra esta hazaña, ya que Australia no disputa las Finales de la Copa Davis esta semana, lo que implicaba que no estaba en Europa y se encontraba en casa, en Australia. Queda por ver si intenta jugar el Abierto de Australia sabiendo que podría recibir una invitación.
Pero al menos ya ha marcado esa casilla junto a su hijo. Esta semana habló con la prensa, incluso sobre Bernard Tomic, admitiendo que él mismo no sabe por qué sigue jugando.
Aun así, quitó el sombrero ante el australiano, pese a considerarlo un tanto curioso, señalando que se requiere coraje para ir adonde él ha ido y seguir logrando salir a pista y presentarse.
“Es difícil —no creo que nadie lo sepa del todo”, dijo Hewitt a
The Australian.
“No estoy seguro de si no sabe qué más hacer o si aún siente que tiene asuntos pendientes. Es complicado, pero hay que quitarse el sombrero ante él por los lugares a los que ha ido y los torneos que ha estado jugando estos últimos años, en comparación con cuando estaba en el centro del escenario enfrentando a los grandes nombres.
“Sigue saliendo ahí fuera a intentarlo. No le importa jugar en pistas secundarias. Hablé con él un par de veces esta semana y no sé cuáles son sus planes.”