A medida que se acercan las
WTA Finals,
Jessica Pegula reflexiona sobre su ascenso a la cima del tenis femenino, su mentalidad y las lecciones que ha aprendido por el camino. En vísperas de la final de la temporada, Pegula explica cómo la experiencia, la perspectiva y la confianza en sí misma siguen marcando su camino.
Pegula llega este año a
las Finales de la WTA con altibajos. Empezó en primavera y principios de verano tal vez como la mejor jugadora del mundo, pero eso se disipó y le costó ganar en algunos momentos del año, algo que puede desanimar a una jugadora de su evidente capacidad.
La estadounidense admite que la presión existe y que ser una jugadora de élite añade esa capa extra. Pero aún así llegó con meses de antelación a las Finales de la WTA, por lo que su temporada en realidad fue para recordar en otras facetas.
"Ser capaz de dar vida a algo no le ocurre a todo el mundo", dijo Pegula. "Es una sensación diferente, creo, cuando sabes que has sido uno de los diez mejores jugadores o uno de los cinco mejores. Te sientes diferente, sientes que tienes un poco de ventaja. Sientes quizá más presión, pero también más experiencia, más conocimientos."
Esa confianza se ha ido forjando con el tiempo, gracias a la constancia y la perseverancia, más que a un avance decisivo. "Ha habido muchos momentos en los que me he sentido muy feliz", explica. "No creo que haya un momento crucial, pero ha habido muchos, la verdad. Pero es difícil. Con el tenis, te alegras si ganas un torneo o un partido importante, y luego pasas a la semana siguiente y todo vuelve a empezar".
Para Pegula, encontrar la alegría en medio de la rutina se ha convertido en un esfuerzo consciente. "Creo que puede ser difícil recordar y aceptar los momentos felices", admite. "Así que en los últimos años he intentado aprovechar mejor cuando he ganado un torneo o un gran partido, o cuando he tenido una gran semana en la que he sentido que jugaba muy bien y era divertido".
Desde muy joven, las ambiciones de Pegula estaban claras. "Mis sueños y ambiciones siempre fueron, siempre quise ser la número uno del mundo", dijo. "Siempre quise ser tenista profesional. Quería ganar Grand Slams. Y siento que todo eso sigue igual".
Los objetivos de Pegula no han cambiado
A menudo se encuentra reflexionando sobre ese viaje de los sueños de la infancia a la realidad profesional. "Volviendo a la perspectiva, es bastante loco que cuando eres una niña de seis o siete años y luego llegas a estar donde estoy, y realmente tener una oportunidad real de alcanzar esas metas que aún no he alcanzado - y luego también lograr un montón de metas que, no es que yo no pensaba que lo haría, pero tal vez eso no se me pasó por la mente", dijo Pegula. "Eso siempre es algo que me parece muy, muy guay".
A medida que ha ido creciendo como jugadora y como persona, Pegula admite que sus objetivos han evolucionado de forma sutil. "Para ser sincera, diría que mis objetivos son más o menos los mismos", explica. "Tal vez hayan cambiado un poco más a medida que me he hecho mayor. Muchos de mis objetivos a veces no son muy tangibles. Creo que te fijas muchos pequeños pasos, y cada semana me fijo nuevos objetivos".
Ese sentido del propósito la ayuda a superar los retos mentales del deporte. "A veces es muy, muy difícil", dice Pegula. "Así que creo que compartirlo con tu equipo, poder hablar con alguien, ser capaz de ser honesto contigo mismo -y ser positivo y tener una buena perspectiva- ayuda mucho".
A pesar de todo, Pegula ha aprendido a darse permiso para sentir. "A veces está bien sentir muchas emociones, ya sea por ti misma, por tu juego o por algo fuera de la cancha", reflexiona. "Pero creo que intentar mantener esa perspectiva y estar presente es probablemente lo que me devuelve a la mentalidad correcta con mis pensamientos y mi proceso".
Mientras se prepara para otro reto en las Finales de la WTA, la mezcla de ambición y perspectiva que caracteriza a Pegula sigue definiéndola. Con la vista puesta en los grandes premios del deporte, sigue teniendo la misma mentalidad que la ha traído hasta aquí: una mentalidad basada en el crecimiento constante, el conocimiento de sí misma y la convicción de que aún está empezando.