"Para mí sólo había una forma de jugar": Caroline Garcia y lo que le faltó para ganar un Grand Slam

WTA
viernes, 24 octubre 2025 en 9:00
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Tras despedirse del tenis en el US Open 2025, Caroline García ha hablado con franqueza sobre su decisión de retirarse y las lecciones que aprendió durante su carrera. En una sincera conversación con Bryan Shelton, padre y entrenador de la estrella estadounidense Ben Shelton, en Tennis Insider Club, la exjugadora francesa ofreció una mirada rara e introspectiva sobre la mentalidad que la formó como una de las jugadoras más agresivas e intrépidas de su generación.
García, que llegó a alcanzar el número 4 del mundo, era famosa por su tenis atrevido y arriesgado, un estilo que entusiasmaba a los aficionados y frustraba a sus rivales, pero que también planteaba dificultades. En retrospectiva, reconoce que su enfoque intransigente a veces la dejaba sin alternativa cuando su juego no funcionaba. "Debería haber incluido en mi juego una opción B, porque la mayor parte del tiempo mi juego era muy arriesgado", reflexiona. "Creo que perdí muchos partidos que podría haber ganado si me hubieran enseñado a decir: 'Vale, hoy tengo que meterla'".
Su honestidad resonó en muchos de los que han seguido su alocada trayectoria, desde su prometedora adolescencia hasta su asombroso resurgimiento en 2022, cuando conquistó el título de las Finales de la WTA en Fort Worth. Pero García admitió que la naturaleza unidimensional de su juego, forjado bajo la guía de su padre Louis-Paul García, puede haber limitado su potencial en momentos clave. "Mi padre quería que fuera agresiva y ganadora, pero algunos días no me sentía bien o estaba demasiado estresada, y no fui capaz de hacerlo", explicó. "No sabía cómo meterla, que a lo mejor con meterla me vale y mañana puedo volver a pisar la pista y volver a las andadas".
A lo largo de su carrera, García se hizo famosa por su intensidad, su potente saque y su implacable agresividad con la derecha. Sin embargo, detrás de ese juego explosivo, a menudo luchaba contra la tensión mental y emocional de necesitar la perfección para ganar. En retrospectiva, reconoce que la adaptabilidad -y no sólo la potencia- podría haberla ayudado a dar ese esquivo siguiente paso en los Grand Slams.

"Para mí sólo había una forma de jugar"

La francesa de 30 años explicó que lo que más lamenta no es haber perdido ciertos partidos, sino no haber aprendido nunca a enfocarlos de otra manera. "Para mí sólo había una forma de jugar, y no me abrió a otra manera", dijo García. "Era como, no sé cómo hacer el resto. Tal vez si hubiera pasado tiempo haciéndolo, tal vez habría aprendido, y tal vez sólo lo hubiera utilizado durante cinco partidos al año, pero tal vez esos cinco partidos al año me permitieran dar un paso más en los Slams."
Sus reflexiones no revelan frustración, sino madurez, una aceptación de que incluso los jugadores más fuertes necesitan versatilidad y apoyo emocional para crecer. "Así que creo que eso es lo que eché de menos: aprender una Opción B, pero también tener a alguien que me dijera cómo hacer una Opción B y tener la confianza de que podía hacerlo", prosigue García. "El apoyo de mi equipo alrededor y, en ese momento, de mi padre, para darme más opciones".
Aunque la carrera de García tuvo sus momentos álgidos -incluidos 11 títulos de la WTA y carreras memorables en grandes eventos-, también estuvo marcada por la inmensa presión de las expectativas. Tras años de altibajos, la carga emocional de perseguir el máximo rendimiento se hizo demasiado pesada.
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