Emma Raducanu era una desconocida para el gran público hasta que con 18 años se hizo con el US Open. Eso fue en 2021, convirtiéndose en la primera ganadora de Grand Slam salida de la fase previa. Parecía que se iba a comer el mundo, pero la realidad es que desde entonces nunca ha podido volver a acercarse siquiera al Top 10.
En aquel momento, la británica captó directamente la atención de aficionados y patrocinadores. Rápidamente se convirtió en una de las estrellas del deporte más comercializadas en todo el mundo y sigue siendo una de las deportistas con mayores ingresos del planeta.
Sin embargo, Raducanu no ha vuelto a repetir el éxito que la catapultó al top 10. Desde entonces, no ha vuelto a jugar una final, y las lesiones han alterado su regularidad en las temporadas siguientes. No obstante, ha logrado varias victorias notables contra jugadoras de alto nivel.
El rápido ascenso a la fama de Raducanu la obligó a adaptarse a nuevas exigencias a una edad temprana, y admite que quizá dedicó demasiado tiempo a los compromisos fuera de la pista: "Especialmente después de que me fuera muy bien, durante los años siguientes fue como si hubiera mucha comunicación sobre cosas fuera de la pista", dice.
"Y siempre daba el cien por cien en la pista. Siempre trabajé muy duro, pero creo que no estaba tan bien preparada para las otras cosas que inevitablemente te quitan algo de energía", añadió la ex número 10 del mundo. "Creo que ahora estoy mucho más estructurada. Pienso: 'Vale, tengo este tiempo en el que una hora hablaremos de negocios. Y ahora me voy a entrenar el resto de la semana'.
"Además, creo que he aprendido un poco más a decir que no. Al principio, me sentía muy mal por rechazar a la gente. Siempre quería hacer un extra para cualquier socio o revista o para lo que fuera que estuviera rodando".
Raducan acaba de incorporar a su equipo a Yutaka Nakamura, un preparador físico que ya ha trabajado con Maria Sharapova y Naomi Osaka. La británica cuenta con una figura de alto nivel para ayudarla a superar sus recurrentes lesiones. "Quiero jugar más que este año", declaró. "Creo que ahora, con mi puesta a punto, estoy en un lugar en el que puedo seguir trabajando sobre la marcha. Así que no necesito volver necesariamente para continuar con un buen trabajo físico.
"Puedo hacerlo casi todos los días, como microdosis. Y creo que va a ser una gran adición para mí el año que viene, lo que me entusiasma", añadió. "También con mi tenis, estoy en un buen momento. Tengo ganas de ver cuánto puedo hacer, de desarrollar mi potencial. Tengo curiosidad por saber a qué nivel puedo llegar. Quiero jugar más. Y creo que gran parte de eso es mantenerse sana".
La británica parece haber encontrado la estabilidad en su asociación con Nick Cavaday, con quien ha logrado una mayor regularidad este año, escalando desde fuera de los 300 primeros hasta los 60 primeros.
"Soy una persona muy leal, ya sea con mi tenis o fuera de la pista. O con lo que como. Cuando encuentro algo que me gusta, lo sigo. Como lo mismo todos los días. El mismo salmón todos los días. Me gustan esas relaciones y creo que en el pasado, por desgracia, no siempre ha funcionado así".
La número 57 del mundo también compartió que no tiene objetivos demasiado específicos para este año y que se está centrando en la mejora continua. "Al principio, cuando empecé, antes de ganar el US Open, mi razón principal era: 'Quiero ganar un Grand Slam'. Y eso ocurrió tan joven. Estoy muy agradecida por ello. Pero en cuanto pasó, me dije: 'Bueno, ¿y ahora qué? Quiero ganar otro Grand Slam'. No es sostenible".
"Porque, cuando no ganas otro Grand Slam enseguida, te frustras con eso. Ahora, la razón por la que juego es genuina. Me gusta mucho lo que hago, cómo trabajo, la gente con la que trabajo.