En una época en la que el tenis femenino se debate entre la disparidad salarial y los llamamientos a considerarlo un producto inferior al masculino, las historias de la WTA demuestran por qué es imprescindible verlo y debería tomarse más en serio. En particular, el elemento resurgente, en el que jugadoras que en realidad estaban descartadas o lesionadas han salido a la palestra y se han mostrado como auténticos reflejos del producto, en particular
Paula Badosa,
Emma Navarro,
Karolina Muchova,
Jasmine Paolini y
Donna Vekic.
Badosa y Navarro
Pero no sólo esos nombres, sino también los grandes talentos, aparte quizá de Gauff y Rybakina, que se han quedado rezagados, han encarnado la frase "la flor y nata sube a lo más alto". Swiatek y Sabalenka parecen estar a punto de chocar. Por su parte, Jessica Pegula, que ha resurgido con fuerza, también está en cuartos de final.
Historias como la de Paula Badosa, que se recuperó de una lesión de espalda que estuvo a punto de acabar con su carrera, son dignas de admiración. Emma Navarro ha tomado el relevo de Pegula como Miss Consistencia de la WTA y ha demostrado que se puede pasar de la ITF a la WTA 125k. En sólo un año, ha pasado del circuito pequeño a cuartos de final consecutivos en Grand Slam.
Emma Navarro: una historia de pequeños torneos y de esquivar las demandas por nepotismo
Y ello a pesar de tener un problema similar al de Pegula, al ser acusada de que su carrera fue financiada por padres ricos. A pesar de que el tenis es un deporte totalmente rico a pesar de la disparidad salarial. Ellas tapan este ruido produciendo resultados en la pista.
Todo esto, unido al hecho de que en el tenis masculino los nombres más importantes caen como moscas y los que no están de moda probablemente figuren en las últimas fases, hace que, en comparación, el tenis femenino ofrezca historias impactantes y grandes victorias. Decir que está en su mejor momento podría ser una mentira debido a otros problemas, pero en términos de poder de las estrellas y de historias, sigue demostrando que es un deporte que hay que ver.
Muchova
Muchova quizá sea sólo un ejemplo reciente, pero a menudo se la elogia como una jugadora que si no fuera de cristal quizá sería múltiple campeona de Grand Slam. Aunque quizás haya tocado techo el verano pasado, cuando se escabulló lesionada tras un verano en el que alcanzó la final de Roland Garros y las semifinales del
US Open.
Parecía que el cielo era el límite para la as checa, que demostró su indudable talento y sólo fue derrotada por las eventuales ganadoras de Grand Slams Iga Swiatek en Roland Garros y Coco Gauff en Nueva York.
Lo mismo podría decirse si alcanza de nuevo las semifinales, donde probablemente se enfrentará a Iga Swiatek, favorita ahora para ganar el título junto a Aryna Sabalenka, en un encuentro programado para la final.
Pero en realidad, una jugadora que luchó por volver tras una debilitante lesión de muñeca tiene que ser considerada la historia del torneo. Tanto es así que Chris Evert la llamó despectivamente en cierto modo hombre por su estilo de juego. Pero por algo se la compara con Roger Federer, su juego es una auténtica clase magistral de táctica que embauca a sus rivales con variedad y arrebatándoles sus respectivas armas.
Paolini, que ha sido una de las mejores jugadoras del mundo este año, se quedó sin respuesta ante la brillantez de la checa. Muchova será favorita para imponerse a Beatriz Haddad Maia y demuestra que estas historias pueden suceder, especialmente cuando se trata de una de las jugadoras más queridas de la WTA.
Jasmine Paolini deja Nueva York con una sonrisa tras su hazaña como mejor jugadora del año
Lo mismo puede decirse de Paolini, que cedió su puesto a Muchova. Pero ella es más una historia de ser casi una mujer en algunos momentos de su carrera, aunque haya progresado constantemente en los últimos años.
Cada año ha ido escalando posiciones y ganando títulos con mayor regularidad. Pero, en realidad, ella no habría visto venir su ascenso como lo ha hecho.
Siempre radiante incluso en la derrota, Paolini recordará su temporada con verdadero orgullo. Se encuentra entre las cuatro mejores del mundo por primera vez y, si Rybakina decide recortar su temporada como podría, podría situarse entre las tres primeras al final de la misma. Todo un reflejo de su temporada.
En realidad, sólo Sabalenka y Swiatek han sido mejores este año y, en comparación con las clasificaciones, suelen dar una idea exacta del estado actual del deporte. Se había apostado mucho por un "Big Three" formado por Swiatek, Sabalenka y Rybakina. Pero por lo que parece, Paolini se ha colado en esa fiesta. Es el resumen de una jugadora que juega con corazón y garra y no se rinde. Alguien que, sobre el papel, no debería estar donde está, pero que, con un corazón luchador, encuentra la manera de mantenerse ahí.
Después de Roland Garros podría haber sido un destello en la sartén. Pero en Wimbledon llegó a la final y, aunque no se ha convertido en bicampeona de Grand Slam, sí lo ha hecho al ganar Dubai y llegar a la meca del Grand Slam. Perder ante Muchova no es una desgracia y la jugadora recordará su temporada, en la que probablemente aún no haya disputado las Finales de la WTA, como una temporada que ha marcado su carrera.
Vekic vuelve a alzarse con estilo propio y fanfarronería
Donna Vekic es otra. Una que quizás había tocado techo tras ganar multitud de títulos y que la número 19 del mundo ha mostrado ahora un soplo de vida. A sus 28 años, la croata ha sido una de las estrellas del verano.
Desde alcanzar las semifinales en Wimbledon y darlo todo hasta ganar una medalla de plata olímpica, se lo merece desde hace tiempo y aún podría alcanzar las cotas de 2019, cuando estaba entre las 20 mejores. Tras perder de nuevo ante Qinwen Zheng en una épica noche en octavos de final, ocupa el puesto 17º en la Carrera de la WTA y ha demostrado, al igual que Muchova y Paolini, que aún tiene margen para volver a cotas pasadas o crear nuevos recuerdos.
Además, lo ha hecho con el humor que la caracteriza, incluso pidiendo a los periodistas que le preguntaran por su nuevo peinado en lugar de por el nuevo partido. Un icono dentro y fuera de la pista.
Desde lucir un nuevo collar de plata en señal de sus hazañas en la conquista de medallas hasta ese momento de la conferencia de prensa, lo ha hecho con su propio sentido del estilo al tiempo que producía resultados en la cancha.