Alex Michelsen admitió que ver a
Carlos Alcaraz dominar eventos como la Copa Laver le inspiró a soñar en grande, mucho antes de tener su propia oportunidad de competir en ella. El estadounidense de 20 años, actual número 32 del mundo, dijo que nunca imaginó formar parte del mismo torneo en el que Alcaraz y otros grandes nombres habían hecho vibrar a las multitudes. "Nunca pensé que jugaría la Copa Laver", dijo Michelsen. "Crecí viéndola por televisión, y de repente estaba allí con Agassi, Rafter y todos los chicos. Simplemente irreal".
La Copa Laver de 2025 fue un momento decisivo para Michelsen, que se unió al Equipo Mundial tras varias retiradas. Cuando jugadores como Frances Tiafoe, Tommy Paul y Ben Shelton se retiraron, Michelsen recibió la llamada sorpresa del capitán Andre Agassi. "Yo era el primer suplente", explicó en el
podcast Nothing Major. "Luego se retiraron tres jugadores y llamé a Andre durante una hora. No creí que le interesara tanto, pero le encantó".
La intensidad de Agassi dejó huella en el joven estadounidense, que describió la experiencia como surrealista y angustiosa. "Salí y no pude hacer una bola durante 40 minutos", comentó Michelsen entre risas. "Salía codo con codo con Andre y pensaba: 'Tío, ¿qué está pasando ahora?".
Jugar ante miles de personas -un escenario que Alcaraz ha abrazado con soltura desde hace tiempo- dio a Michelsen una nueva perspectiva de la presión. "Andre me ayudó a relajarme a medida que avanzaba el partido, pero sí, estaba muy tenso", afirmó.
Aprender del ambiente de la Laver Cup
A diferencia de Alcaraz, que a menudo ha manejado los momentos de grandes partidos con carisma natural, Michelsen admitió que el escenario de la Copa Laver le abrumó al principio. Sin embargo, atribuye al ambiente de equipo y a la energía de Agassi el mérito de convertir los nervios en motivación. "Es como la Copa Davis con esteroides", dijo. "Tienes chicos de todas partes, y la energía es simplemente diferente".
Cuando Team World se vio por detrás en el marcador, la dinámica del vestuario resultó crucial. "Andre y Fritzie [Taylor Fritz] nos tranquilizaban a todos", reveló Michelsen. "Sabíamos que sólo necesitábamos un partido para igualar". Esa resiliencia ayudó a Team World a remontar, una mentalidad que Michelsen lleva ahora a los torneos regulares de la ATP.
El efecto Agassi
El vínculo con Agassi fue uno de los aspectos más destacados de la semana de Michelsen en San Francisco. La mezcla de humor e intensidad de la leyenda estadounidense destacó de inmediato. "Me mandó un mensaje: 'Tío, llámame cuando quieras'", recuerda Michelsen. "Luego me llama y me dice: 'Claro que estoy despierto, ¡tengo 55 años! Claro que estoy despierto a las 8 de la mañana'. Es divertidísimo, una mente única para el tenis".
Michelsen también comentó que la pasión de Agassi le recordaba a la energía de Alcaraz en la cancha, el mismo tipo de impulso contagioso que levanta a compañeros de equipo y aficionados por igual. "Probablemente se podía ver por televisión; el tipo desprendía una energía loca", dijo. "Fue una explosión absoluta".
De cara al futuro
Para Michelsen, la Copa Laver fue algo más que un fin de semana de tenis: fue una muestra de aquello a lo que aspira. Competir en un ambiente de equipo lleno de estrellas, bajo el liderazgo de una leyenda como Agassi, le dio perspectiva y fe. "Fue un momento muy especial", afirma. "Jugar esa prueba me hizo darme cuenta de que pertenezco a este nivel".
Mientras que Alcaraz sigue inspirando a la nueva generación con su estilo y su dominio, el ascenso más discreto de Michelsen representa un tipo diferente de progreso, basado en la constancia, la humildad y una confianza cada vez mayor bajo las luces más brillantes. Si su debut en la Copa Laver sirve de indicación, ya no se limita a observar desde lejos, sino que está listo para estar al lado de los mismos jugadores a los que antes admiraba.