El
podcast Nothing Major, presentado por los ex astros estadounidenses
Sam Querrey,
John Isner,
Steve Johnson y Jack Sock, incluyó recientemente un segmento hilarante bautizado como el “Vegas Draft”. La premisa era simple: elegir un equipo de tres jugadores ATP, del pasado o presente desde el año 2000, para una escapada imaginaria de fin de semana a Las Vegas.
El juego nació en sus años de gira, por la necesidad de matar el tiempo durante largos y aburridos traslados en torneos en lugares como Shanghái. Querrey explicó el trasfondo de esos viajes en autobús: “Perdíamos el tiempo en el bus diciendo, oye, si tuvieras que ir a Las Vegas ahora mismo, ¿con qué tipos del circuito te gustaría ir a Las Vegas?”.
Utilizaron un formato tradicional de “snake draft” para garantizar la equidad, añadiendo una capa de auténtica estrategia a la comedia. Los criterios de selección fueron totalmente subjetivos, basados únicamente en quién ofrecería la mejor compañía, las noches más salvajes o el mejor ambiente general en la Ciudad del Pecado. Fue tanto una prueba de su profundo conocimiento de las personalidades fuera de la pista como de sus logros en la pista. El intercambio de bromas se calentó de inmediato mientras competían por el equipo definitivo de fiesta.
Steve Johnson tuvo la codiciada primera elección global y no dudó en seleccionar a una estrella estadounidense actual conocida por su alta energía y carisma. Eligió a Tommy Paul, priorizando juventud, hambre y diversión garantizada por encima del estatus de veterano. Johnson consideró que Paul era reconocido universalmente entre los jugadores como un compañero de primer nivel para una noche de juerga. “El chico es joven, tiene hambre, es un gran animal, es fiestero. Es guapo. Estarás en buenas manos con Tommy y Las Vegas.”
John Isner llevó de inmediato el draft en una dirección diferente, más nostálgica, con la segunda elección global. Seleccionó a la leyenda brasileña y ex número uno del mundo Gustavo “Guga” Kuerten, desatando la envidia inmediata de sus coanfitriones, que habían echado el ojo a Guga para sus propios equipos más adelante. Isner creía que el querido especialista en tierra batida era inigualable en su potencial para pasar un buen rato. Defendió ir “old school” temprano en el draft, afirmando: “Siento que el tipo se lo pasaría muy, muy bien en Las Vegas.”
El enfoque “party monster” vs. el ambiente de “compañerismo”
A medida que avanzaba el draft, surgieron estrategias distintas según el tipo de fin de semana en Las Vegas que imaginaban los anfitriones. Jack Sock priorizó claramente la energía de alto octanaje y el talento para la pista de baile con sus elecciones. Tras hacerse en la primera ronda con el siempre impredecible “King” Nick Kyrgios—señalando que, aunque la noche podría acabar temprano, sería divertida—dobló la apuesta en la segunda ronda con el atlético francés Gaël Monfils. Sock imaginó una noche dominada por música y movimiento, pronosticando que Monfils estaría en medio del club “rompiéndola, al estilo Chris Brown”, asegurando buen rollo y alta energía.
En cambio, John Isner armó lo que consideró el equipo definitivo de “compañerismo”, centrado en buenos planes más que en salir de clubes. Tras asegurarse a Kuerten, seleccionó al también estadounidense Robby Ginepri. Isner argumentó que Ginepri no se limitaba a la fiesta en sí: “Saliéndome un poco del guion… Le encanta pasarlo bien. No necesariamente la escena de fiesta; es un gran tipo para pasar el rato, ver deportes, simplemente absorberlo todo. Un tipo de compañerismo de todos los tiempos.”
Jugadas maestras y química cuestionable
Steve Johnson pudo haber hecho el movimiento más inteligente (y logístico) de todo el draft en la segunda ronda. Seleccionó a Andre Agassi, no solo por su estatus legendario en el tenis, sino por conexiones prácticas en Las Vegas. Johnson argumentó que, como alguien que posee clubes nocturnos en la ciudad, Agassi es esencialmente “Mr. Vegas”, garantizando que al grupo lo cuidarían bien y que “no habría problemas para entrar a ningún sitio”. Fue una elección que combinó poder estelar con utilidad real.
En el extremo opuesto estuvo el equipo de Sam Querrey, que recibió duras críticas de los demás. Su plantilla con el “Spanish Stallion” Fernando Verdasco, el también estadounidense James Blake y el volátil italiano Fabio Fognini generó cuestionamientos inmediatos sobre la cohesión. Isner señaló con humor que la química de equipo no era alta en el grupo de Querrey. Querrey defendió a Blake asegurando que tenía suerte y te “haría ganar muchísimo dinero” en las mesas, pero admitió que Fognini era una elección totalmente impredecible, describiéndolo simplemente como un “pequeño italiano enfadado” cuya presencia sería una aventura.
Al final del draft, Isner se mostró absolutamente confiado en su trío de leyendas retiradas, declarando que su plantilla “no puede ser superada”, mientras el grupo se burlaba sin piedad del equipo inconexo de Querrey. El segmento terminó con la sombría constatación de que estos equipos de ensueño probablemente nunca se reunirán en la realidad. Como señaló Querrey, “Nadie va a ir a Las Vegas con sus grupos. Todo esto es hipotético.”