La legendaria Serena Williams tuvo que trabajar muy duro para ganarse el apoyo del público. A pesar de ser considerada una de las mejores tenistas de todos los tiempos, la menor de las Williams recorrió un largo camino para ganarse el respeto dentro de un deporte históricamente 'blanco'. Ante la desigualdad, Serena enfatizó el rol que tuvo la fe para mantenerse siempre enfocada.
Desde su debut en el Tour, Serena y su hermana mayor Venus Williams representaron un punto de inflexión para las jugadoras negras en el tenis, abriendo paso a una nueva era en la que la diversidad en este deporte se hizo más visible. Serena, procedente de un barrio pobre de Compton, tuvo que enfrentarse a competir en un deporte predominantemente blanco.
En una entrevista concedida en 2020 a Sky Sports, Serena Williams habló de cómo hizo frente al racismo y se apoyó en la religión para superar momentos difíciles. "Mucha gente no sabe que en toda mi vida he tenido que enfrentarme a muchos retos diferentes", dijo. "He tenido que hacer frente a muchas desigualdades, al racismo y, por desgracia, se ha convertido en algo normal para las personas que tienen mi color de piel".
"Es realmente lamentable, pero creo que es algo a lo que, sistemáticamente, tenemos que enfrentarnos en última instancia, y no debería haber dejado que se convirtiera en una norma", añadió. "Yo, personalmente, soy muy temerosa de Dios y creo en la Biblia, y la única forma de tener paz y seguridad es a través de Dios. Me consuela, pero es triste que alguien de mi nivel haya tenido que aceptar tantas cosas diferentes por el color de mi piel".
Serena Williams se ha convertido en un símbolo de la lucha contra el racismo en el deporte, y su influencia ha trascendido el tenis para consagrarla como una de las deportistas más notables de la historia. "Es duro. Es algo que, por desgracia, se ha convertido en normal para nosotros. Es normal ir a sitios diferentes y sentirse inaceptado. Entré en un deporte en el que todos eran blancos, y desde luego no fue fácil", reflexionó en la entrevista.
"Yo también era muy joven y me adapté. No estaba allí para ser amiga de nadie; sólo estaba allí para jugar al tenis... y todo se reducía realmente a mi fe, y a que todo esto es temporal. No creo que estaría en esta posición. Creo que estaría muy enfadada, muy rencorosa, muy celosa si no tuviera ese trasfondo espiritual", concluyó.