Coco Gauff se ha clasificado oficialmente para sus cuartas
WTA Finals consecutivas, cerrando otra notable temporada con confianza y claridad. Recién llegada de su victoria en el Abierto de Wuhan, donde derrotó a Jessica Pegula en la final por 6-4 y 7-5. La estadounidense respondió a una reciente entrevista en la que se refirió al gran 2025 que ha tenido.
Pero para Gauff, el éxito es ahora algo más que resultados. "Siento que donde estoy ahora es donde se supone que debo estar", dijo en una entrevista con la WTA antes de participar en las Finales de la WTA. "Siento que ésta es la vida que quería para mí y por la que trabajo. Definitivamente siento que durante los primeros como cuatro años de mi carrera, no podía creer que estaba realmente de gira y viviendo el sueño."
A pesar de su feroz comportamiento en la pista, Gauff insiste en que su expresión no siempre se corresponde con sus emociones. "Suelo estar siempre contenta en la pista", explica con una sonrisa. "La gente no lo cree porque parezco muy seria, pero soy feliz por dentro". Compartió que sus momentos más felices esta temporada vinieron tanto de sus triunfos profesionales como de sus conexiones personales: "El más reciente, probablemente ganar el Abierto de Francia, pero también cuando juego con mi hermano, también soy muy feliz".
Ese equilibrio -entre ambición y satisfacción- es algo que Gauff ha cultivado conscientemente. "Cumplir tus objetivos, sin duda, es el significado del éxito, supongo que en el sentido literal del tenis", afirma. "Obviamente, a escala de la vida, creo que ser feliz es la mayor recompensa que se puede tener".
El joven de 21 años sigue evolucionando tanto dentro como fuera de la pista. Con un récord de 47-14 en 2025, incluidos títulos en Roland Garros y Wuhan, Gauff llega a la cita de final de temporada en Riad no solo como aspirante, sino como defensor del título, tras haber triunfado sobre Zheng Qinwen en la final de 2024.
Una mentalidad madura más allá de las clasificaciones
Actualmente sólo por detrás de Aryna Sabalenka e Iga Swiatek en la clasificación mundial, Gauff mantiene la misma ardiente ambición que alimentó su ascenso cuando era adolescente. "Cuando era pequeña, quería ser la mejor tenista del mundo. Ése era mi objetivo", afirma. "Y lo sigue siendo. Sigo queriendo ser la mejor jugadora. Quiero llegar al número uno algún día y ganar más slams. Y definitivamente no estoy cerca de estar satisfecha".
Sin embargo, sus objetivos se han ampliado con la edad y la experiencia. "Creo que como adulta, ahora pienso en otros aspectos y otros objetivos de la vida fuera de la pista", reflexionó. "Mientras que cuando era más joven, era estrictamente tenista".
Esa madurez se nota no sólo en sus resultados, sino también en su actitud. Gauff dice que está trabajando para ser su mejor apoyo, tanto mental como emocional. "Estoy decidida a ser mi mejor animadora, mi mejor amiga en la pista, a ser positiva y a creer de verdad en mí misma. A veces, durante la gira, hay momentos en los que no creo en mí misma. Así que, sí, creo que va a ser una batalla constante para mí a lo largo de mi carrera".
La fe y la perspectiva la mantienen con los pies en la tierra
Aunque su fama crece, Gauff sigue profundamente anclada en su fe. "Lo último que hago antes de irme a dormir es rezar", dice. "Me ayuda mucho a mantener los pies en la tierra. Me recuerda que la vida es mucho más grande que el tenis y el deporte".
Ha aprendido a separar sus emociones de los resultados de sus partidos, una lección que a muchos atletas les cuesta dominar. "Siendo deportista, uno siente que los resultados afectan a su estado de ánimo y que los resultados afectan a lo que se considera una buena o una mala semana", explica Gauff. "Intento alejarme de eso. Así que eso me ayuda a darme cuenta de que tengo mucho que agradecer fuera del tenis e intento ser la mejor persona que puedo ser y ser el mejor reflejo de mi fe que puedo."
Conocida por su intensidad, Gauff admite que sus expresiones a menudo engañan a la gente. "A veces tengo que recordar a mis entrenadores que el hecho de que no pueda controlar mis expresiones faciales no significa que esté de mal humor", se ríe. "Cuando me concentro, frunzo las cejas y parece que estoy de mal humor, pero no es así. Sólo intento concentrarme".
Sus amigos, sin embargo, ven un lado completamente diferente de ella. "Mis amigos me ven como una persona normal, informal y divertida", dice. "Espero que divertida. Creo que soy divertida". En última instancia, la versión de sí misma que más valora es la que conoce su círculo más íntimo. "Veo a una persona de la que estoy orgullosa y que ha alcanzado mucho para llegar hasta aquí y a alguien que quiere llegar mucho más lejos en su carrera y también en la vida".