“Esta historia es muy antigua, lo que pasó debe quedar entre ellos”: la ex Nº 3 del mundo respalda a Elena Rybakina en medio del escrutinio sobre Stefano Vukov

La ex número 3 del mundo Elena Dementieva se ha sincerado sobre la trayectoria de Elena Rybakina y su a veces complicada relación con su entrenador, Stefano, arrojando luz sobre una historia que desde hace tiempo intriga a los aficionados al tenis.

Rybakina conquistó las WTA Finals la semana pasada y, como cada vez que levanta un título, el foco volvió a situarse en su entrenador, suspendido a principios de año en medio de una aparente relación laboral abusiva y tóxica. A la kazaja se la señaló por ausentarse de muchos torneos el año pasado y por romper con Vukov, quien la guió a la gloria en Wimbledon; supuestamente él no lo aceptó de buen grado y se quedó en el hotel intentando convencer a Rybakina.

Parecía que habían terminado, pero él reapareció de repente en enero, para sorpresa de Goran Ivanisevic, su técnico durante un breve periodo, que se marchó tras su decisión de recuperar a Vukov de algún modo. Poco después llegó la sanción y durante un tiempo trabajó con un entrenador interino, Davide Sanguinetti. Pero al italiano se le percibía como un rostro visible mientras Vukov movía los hilos; el propio Sanguinetti admitió que él “siempre estará ahí”. Además, en pistas de Oriente Medio, donde la sanción no aplicaba, Vukov siguió entrenando a Rybakina.

Le levantaron la sanción y ganó de inmediato en Ningbo, selló su billete para las WTA Finals y arrasó a Aryna Sabalenka en la final; aun así, entre tanto ruido sobre Vukov, Dementieva admitió en First & Red que ese debate debería apagarse.

“Esta historia es muy vieja y creo que se terminó hace mucho tiempo”, dijo Dementieva. “Es muy ambigua. Entiendo que Elena, siendo una persona muy reservada, se encontró en una situación extremadamente incómoda cuando todo el mundo empezó a discutir su relación personal y profesional con el entrenador”.

La controversia atrajo la atención de la WTA, que abrió una investigación y finalmente impuso una descalificación que impidió a Stefano asistir a torneos durante un año. “Esto coincidió con el momento en que Elena decidió romper con su entrenador”, señaló Dementieva. “Pero lo que pasó entre ellos no lo sabemos, y creo que debe quedarse entre ellos”.

Pese al escrutinio público, Dementieva subrayó la importancia del vínculo profesional entre Rybakina y Stefano. “Elena se abrió a Stefano como tenista. Con él logró sus victorias más grandes e importantes. Empezaron a trabajar juntos cuando ella estaba en el top 200, no cuando ya era top ten. Recorrieron un camino muy difícil juntos, por primera vez para ambos: Elena como tenista, Stefano como entrenador de una jugadora tan talentosa por primera vez”.

Sobre el estilo de Stefano, Dementieva ofreció una lectura matizada. “Estoy segura de que enseguida se dio cuenta del talento que tenía delante y quiso sacarlo. Admito que cometió algunos errores: quizá fue demasiado emocional o exigente por momentos. Pero venía del deseo de ayudarla y mostrar su potencial”.

Contrastó esa situación con el enfoque de muchos técnicos veteranos del circuito. “Muchos entrenadores llevan décadas en esto, pasando de una jugadora a otra. A estas alturas ya están cansados del tenis y su principal preocupación suele ser el bonus tras un buen torneo. Aquí era una situación completamente diferente”.

Dementieva reconoció que la intensidad de la relación profesional generó tensión en ocasiones. “Sí, quizá en algún momento la sobrepresionó. No sorprende que dejara de trabajar con él. No sé si fue una decisión totalmente personal o fruto de la presión pública. Probó con otros especialistas —tuvo grandes entrenadores como Goran Ivanisevic y Davide Sanguinetti—, pero finalmente volvió con Stefano”.

Al hilo del buen momento de Rybakina, Dementieva concluyó: “Haya sido correcto o no volver con Stefano, todos somos responsables del resultado final. Y al final, fue un triunfo”.

Con sus palabras, Dementieva dibujó una relación jugadora-entrenador basada en la confianza, la ambición y el aprendizaje mutuo, una dinámica que ha contribuido a moldear a Rybakina como uno de los grandes talentos del circuito.