“Es interesante incluso pensar....”: Dementieva, sobre el posible factor por el que Sabalenka perdió las WTA Finals

La ex número tres del mundo Elena Dementieva consideró que a Aryna Sabalenka le faltó “frescura” en la derrota en la final de las WTA Finals ante Elena Rybakina, señalando el cansancio como factor clave de su fallo en el partido decisivo.

Se jugó mucho tenis antes de la final. Hasta entonces, Sabalenka había ganado todos sus partidos en el torneo, igual que Rybakina. Sin embargo, eso pudo pasarle factura al llegar al último encuentro. Y sin contar la temporada tan larga que han tenido que afrontar las tenistas.

“Sabes, me pareció que le faltó un poco de frescura en la final. Hablamos de que Elena tuvo rivales complicadas —pero las de Aryna Sabalenka no lo fueron menos”, dijo Dementieva. “A mi modo de ver, Elena tuvo un poco de mala suerte con el calendario porque terminó jugando tres partidos seguidos. El problema no fueron sus oponentes —la conocemos bien. En cuanto se topa con una rival más fuerte o una situación más exigente, suele jugar incluso mejor.”

La semifinal de Sabalenka acabó muy tarde. Su duelo a tres sets contra Amanda Anisimova no concluyó hasta alrededor de las 23:30, hora local. Eso condicionó su tiempo de recuperación y dio a Rybakina una ligera ventaja, ya que su partido terminó antes de que la bielorrusa pisara la pista.

“Como sabes, las jugadoras no terminan justo al acabar el partido. Queda la rueda de prensa, hablar con los periodistas, el enfriamiento, estiramientos, protocolos de recuperación… y todavía tienes que comer, calmarte y dormir —algo difícil cuando estás en un estado de excitación así”, afirmó Dementieva. “Es interesante pensar a qué hora logró dormirse realmente y cuánto descansó de verdad. Estos pequeños matices marcan diferencias. En la final se la vio un poco más lenta de lo habitual. Afectó a su velocidad para decidir —y a las decisiones en sí.”

La rusa comparó a Sabalenka con Serena Williams y Maria Sharapova, una compañía de lujo para la actual número uno del mundo. El motivo es su capacidad para dar la vuelta a los partidos con un tenis descomunal.

“Su rasgo distintivo —y quiero decir que solo se lo he visto a otras dos tenistas en el circuito, Serena Williams y Maria Sharapova— es que, sin importar cómo estén jugando o en qué forma lleguen, en cuanto sienten que el partido se les escapa, cuando llega el momento decisivo, encuentran de algún modo esas reservas secretas”, dijo Dementieva.

“Tienen esa capacidad instantánea para activarse. De repente empiezan a jugar mucho mejor. Es como si ya no fuera solo un partido de tenis —no solo pasar la pelota por encima de la red—, sino una cuestión de vida o muerte. Pelean con fiereza. Aryna tiene esa misma cualidad.”

Puso ejemplos del torneo en Riad. “Lo vimos en sus partidos —con Coco Gauff, cuando perdió el primer set, y contra Anisimova en semifinales. Y aquí otra vez —cuando tuvo opción con 5-4 en el segundo set, con doble punto de set— Elena le hizo un auténtico regalo fallando ambos primeros saques. Pero Aryna no logró activarse en ese momento. No pudo aprovecharlo. Creo que fue por fatiga.”

Cuando le preguntaron si el cansancio fue el factor principal de su dura derrota, la ex campeona de las WTA Finals dijo: “Sí, lo creo —y también su deseo excesivo. No paraba de decir cuánto quería ganar. Se había preparado específicamente para esto, incluso saltándose algunos torneos a propósito.

Pudo haber sido muy distinto, con Rybakina casi quedándose fuera del torneo. “¿Y qué dijo Elena en la ceremonia de premios? Dijo: ‘Me alegro de haber llegado. No esperaba llegar tan lejos’. Si Mirra [Andreeva] hubiera ido a Tokio y jugado siquiera un partido, es posible que Elena no se hubiera clasificado para este torneo.”

Dementieva cerró el análisis con elogios a Rybakina por una actuación deslumbrante camino de un título de autoridad. “Por supuesto, tenía un fuerte deseo de ganar —pero no excesivo. Por eso jugó con calma, sangre fría y demostró el máximo nivel de maestría. Fue, en mi opinión, una victoria brillante”, concluyó.