La final de Wimbledon 2023 será recordada durante toda la historia, o al menos muchos años, por todo lo que ha significado la victoria de
Carlos Alcaraz frente a
Novak Djokovic el domingo pasado en un partidazo que alcanzó las cinco horas y los cinco sets para decantarse a favor del español.
Alcaraz consiguió el segundo Grand Slam de su carrera profesional (tras el logrado en el US Open 2022) y el primero en Wimbledon siendo el cuarto torneo sobre hierba que había disputado en el circuito ATP hasta el momento. La proeza es aún mayor si se tiene en cuenta que fue contra un Djokovic que venía de ganar las últimas cuatro ediciones del torneo.
Además de ello, el serbio solo había perdido un partido completo en Wimbledon desde 2013, en la final contra
Andy Murray, ya que en 2014 y 2015 lo ganó, en 2016 fue donde perdió en tercera ronda contra Sam Querrey, en 2017 se retiró por lesión, y en 2018, 2019, 2021 y 2022 volvió a ganar (en 2020 no se disputó).
Hay una larga lista de razones por lo épico que fue este duelo entre el número 1 y el número 2 del mundo, y todas ellas provocaron que fuese la final más vista de un Grand Slam desde la de Wimbledon 2016 que ganó Andy Murray. 11.3 millones de personas vieron en directo desde el canal de la BBC el partidazo entre el español y el serbio, además de 4.1 millones por Internet.