La decisión de
Jannik Sinner, cuatro veces campeón de Grand Slam, de retirarse de la candidatura italiana a un tercer título consecutivo de
Copa Davis ha suscitado numerosas burlas en su país. Las críticas proceden de diversos sectores por su supuesta traición. Artículo original de
Brannon Friday.
Sinner ha encabezado los triunfos de Italia en los dos últimos años. La victoria en 2023 le sirvió de trampolín de cara a la temporada 2024, en la que no tardó en conquistar su primer Grand Slam en el Abierto de Australia. La posibilidad de una dinastía italiana en la competición por equipos de larga duración, una posibilidad real dada su fuerza en profundidad como nación tenística, se ha visto obstaculizada por la ausencia de su talismán.
La razón principal de su ausencia es disponer de más tiempo de preparación para el Abierto de Australia en enero. Filippo Volandri, capitán de la selección italiana de Copa Davis, anunció la lista de convocados: He ganado dos veces la Copa Davis", declaró el cuatro veces campeón de Grand Slam.
"Mi equipo y yo tomamos esta decisión porque la temporada es muy larga al final del año y necesito una semana más de descanso para empezar antes mi preparación. El objetivo es empezar con buen pie en Australia.
"En los dos últimos años no he alcanzado mi mejor nivel porque me ha faltado tiempo, por eso hemos tomado esta decisión. "Ya veremos".
Este razonamiento parece un poco cuestionable si se tiene en cuenta que ha ganado los dos últimos Abiertos de Australia tras triunfar en la Copa Davis al final de las dos temporadas anteriores. El intervalo entre la Copa Davis y el primer grande de la temporada no pareció afectar a la capacidad de Sinner para reinar en Melbourne.
Su decisión de retirarse, anunciada a principios de esta semana, ha suscitado fuertes críticas desde diversos sectores. La leyenda italiana de la Copa Davis Nicola Pietrangeli, que ostenta varios récords de la competición, entre ellos el de más gomas jugadas, fue contundente al denunciar la llamada de Sinner: "Es una gran bofetada al deporte italiano", declaró Pietrangeli a
ASNA. "No entiendo cuando habla de decisiones difíciles. Tiene que jugar al tenis, no hacer la guerra".
No hay duda de que la competición no tiene el mismo lustre ni instiga los niveles de compromiso que se mostraban con frecuencia en la época de Pietrangeli. El aumento del dinero en este deporte ha contribuido sin duda a que los jugadores sean más selectivos en sus apariciones en la Copa Davis. En el siglo XXI, Lleyton Hewitt ha sido uno de los pocos jugadores importantes que ha estado disponible de forma constante. Las grandes estrellas del deporte rara vez juegan durante varias campañas seguidas.
La decisión de Sinner no es un caso aislado de ausencia en el evento en determinadas ocasiones. Roger Federer apenas participó en la competición tras el histórico triunfo de Suiza en 2014. La decisión de Sinner ha provocado un mayor enfado debido a que en Italia prevalece un patriotismo más feroz que en otras naciones.
Los italianos nunca habían tenido un jugador de la talla de Sinner en el tenis. También se le dio un apoyo inequívoco por su control antidopaje fallido cuando muchos otros fueron mordaces con la indulgencia y el doble rasero mostrado con el entonces número uno del mundo. Es comprensible que quieran ver correspondida esa gratitud a la hora de representar a su país, sobre todo después de saltarse los Juegos Olímpicos de 2024.
Otras críticas proceden del periodista deportivo italiano Bruno Vespa, que se ha pronunciado sobre la italianidad de Sinner:
"¿Por qué debería un italiano animar a Sinner? Habla alemán (cierto, es su idioma), vive en Montecarlo, no juega con el equipo nacional en la Copa Davis para tomarse una semana extra de vacaciones. Enhorabuena a [Carlos] Alcaraz, que salta al campo por su España", escribió Vespa.
Esta crítica parece demasiado personal, dado que Sinner ha llevado a su país a sus primeros triunfos en la Copa Davis en casi cinco décadas y muchos tenistas, ninguno de los cuales procede de Montecarlo, han elegido el paraíso fiscal como residencia principal. Carlos Alcaraz ya ha faltado a la Copa Davis en el pasado, aunque en el proceso de clasificación y no en la fase final propiamente dicha.
La respuesta del número dos del mundo a las críticas apenas se hizo esperar cuando se le preguntó por la retirada en el Trofeo de Viena, donde Sinner juega esta semana. Se negó a dar más detalles y reconoció todas las críticas que había recibido. Esta falta de profundidad en su explicación ha encendido aún más a sus críticos. Su declaración original en la que esbozaba su retirada carecía de calidez. Ni buenos deseos para el equipo en su lucha por el triplete, ni el deseo de volver la próxima temporada para ayudar a su causa.
El prestigio de la Copa Davis, en entredicho por la ausencia de Sinner
Este episodio plantea interrogantes sobre la renovación de la competición en los últimos años. Desde 2019, una final única ha sido sustituida por un evento al estilo de la Copa del Mundo en el que un grupo de naciones de élite se reúnen en un mismo lugar. Este formato evita la muy popular dinámica de partidos en casa y fuera de casa de la Copa Davis, que produjo algunos de los mejores ambientes de este deporte. Las cuatro primeras ediciones con este formato se celebraron en España. Las próximas finales, en noviembre de este año, se celebrarán en Italia, y Bolonia sustituirá a Málaga como sede. Todo el furor por la ausencia de Sinner se ha visto amplificado por el hecho de que la superestrella del país anfitrión haya optado este año por no participar. Una de las justificaciones de los cambios era que incentivarían a los mejores jugadores a mejorar su índice de participación en comparación con el anterior formato de Grupo Mundial. Las ausencias parecen aparecer con la misma frecuencia y es difícil encontrar figuras del tenis que ofrezcan siquiera un apoyo moderado a la Copa Davis en su forma actual.
La decisión de Sinner es un poco más desconcertante por la falta de viajes, ya que Italia acogerá las finales de la Copa Davis sólo dos días después de que concluyan las finales del ATP Tour en Turín. Será interesante ver si Sinner se enfrenta a alguna reacción del público de Turín tras los comentarios mordaces que ha recibido por su desaire en la Copa Davis.
Debido a que cumplió una sanción de tres meses en la primera mitad de la campaña de 2025, Sinner es poco potente en comparación con varios de sus rivales, sobre todo en comparación con Alcaraz. Sinner ha disputado hasta la fecha 51 partidos este año. En cambio, Alcaraz ha disputado 74 partidos; Alex Zverev, que jugará con Alemania, ha participado en 61 encuentros y Lorenzo Musetti en 57. Si va a retirarse este año tras un calendario relativamente ligero para un jugador de muy alto nivel, ¿no habría sido más apropiado faltar un año después de un calendario de mayor intensidad?
Decisión inoportuna de Sinner
La óptica de esta decisión es inoportuna después de que Sinner volara recientemente a Arabia Saudí para participar en el obscenamente lucrativo Six King's Slam. Cuando los jugadores se quejan de su exigente calendario, la simpatía del público escasea cuando encuentran tiempo para añadir torneos de exhibición a su agenda. No son tan exigentes mentalmente, pero siguen requiriendo un esfuerzo físico considerable para justificar el enorme desembolso de los promotores.
Hubo un tiempo en la historia de este deporte en el que la Copa Davis sólo estaba por detrás de los Grand Slams en la lista de prioridades de un jugador. El antiguo capitán británico de Copa Davis, John Lloyd, ahora comentarista de la BBC, opina que aceptar la oferta de representar a tu país no era negociable. Esta opinión coincide con la mía sobre la participación en esta competición histórica. Me hubiera gustado que Sinner hubiera optado por aprovechar la oportunidad de establecer una gran dinastía de Copa Davis en lugar de optar por una semana más de descanso. Las críticas han sido excesivas, ya que muy pocas excepciones en el juego moderno se comprometen cada año con la Copa Davis, pero con Italia como anfitriona de la fase final por primera vez y Sinner menos quemado que en las dos campañas anteriores, su decisión parece muy inoportuna y de la que podría arrepentirse si Italia se ve frustrada en su intento de lograr el triplete.