El sorteo del cuadro del
Open de Ginebra nos ha dejado con una posibilidad que hace brillar los ojos a los amantes del tenis. Si
Andy Murray supera a Yannick Hanfmann en primera ronda, se cruzará con
Novak Djokovic en segunda. Sería el 37º enfrentamiento entre dos de los mejores jugadores de los últimos años y de la historia del deporte.
Djokovic llega tarde al Abierto de Ginebra como cabeza de serie tras aceptar una wildcard de última hora. No ha estado en forma en toda la temporada 2024 y no ha llegado a ninguna final. Perdió la semana pasada contra Alejandro Tabilo. El Abierto de Ginebra se puso en contacto con él para tratar de conseguir una estrella de última hora para el torneo y él aceptó.
Djokovic sólo suele jugar torneos de menor nivel cuando tiene un interés personal en el evento, por ejemplo, cuando los torneos se han celebrado previamente en Belgrado. Lleva un calendario bastante truncado y, como resultado, sólo juega Grand Slams y la mayoría de los torneos Masters. Así que jugar un nivel inferior es una nueva hazaña, especialmente a estas alturas de su carrera. Pero también es un mal necesario con Djokovic desairando Madrid y sólo jugando Montecarlo. Una parte de la temporada en la que quiere llegar a lo más alto, lo tendrá difícil si sigue como hasta ahora.
Murray, aunque más extremo, no suele jugar en tierra batida. Pero jugó en Burdeos esta semana y también jugará en Ginebra la semana que viene. Tiene un objetivo en mente: los Juegos Olímpicos como posible cisne final. Jugará dobles con Dan Evans en París con eso en mente y también está usando una raqueta nueva en un intento de ganar ventaja. Pero aunque gane su primer partido, puede que le toque el cuadro más difícil. Sin embargo, no se trata de un resultado previsible, ya que se enfrentará a Yannick Hanfmann. Dado que perdió contra Gregoire Barrere en Burdeos, no será una sorpresa que no pase. Pero si lo hace, le espera un posible encuentro final con su adversario.
Uno que hizo que las lenguas del tenis se movieran ciertamente el viernes sin importar que ambos estén jugando actualmente y que ya no sea 2010-2016. Murray ha sido elogiado a menudo por Djokovic, incluso por ser una parte fundamental de la era de los Cuatro Grandes. Un jugador que, en opinión de muchos, debería haber ganado más Grand Slams si el trío dominante con el que compitió no estuviera presente. Pero un jugador que, sin duda, ha aguantado el tipo.
Una rivalidad increíble a lo largo de los años podría tener un último capítulo entre Djokovic y Murray.
Se retirará aparentemente a su manera después del verano, tras volver heroicamente al deporte después de una operación de prótesis de cadera cuando podría haberlo dejado. Murray es un luchador y lo mismo puede decirse de su regreso a la tierra batida. Podría haberse despedido mansamente en Wimbledon únicamente y recibir la adulación que está destinado a recibir. Pero parece que no quiere la salida fácil. Quiere esforzarse por algo y esa bestia es la tierra batida.
Djokovic es muy parecido, ya que podría ir directamente a Roland Garros. Pero su marca es la de un hombre que sencillamente no se rinde a la hora de alcanzar su mejor nivel al 100% antes de la cita. Los partidos son la forma ideal de hacerlo y podría ser contra Murray.
Cara a cara: Djokovic mantiene una gran ventaja
Técnicamente jugaron por última vez en 2022, cuando Novak Djokovic tuvo un walk-over en Madrid. Pero en términos de partidos reales, sería el primero que no es un walkover desde Doha en 2017. Solo en 2016 se enfrentaron cinco veces. Murray solo ha ganado dos de los enfrentamientos en los últimos años en las Finales ATP y en el Masters ATP de Roma, lo que ha alterado el carro de la manzana en medio de la historia de amor de Djokovic con Roma.
Sería el 37º enfrentamiento entre ambos a lo largo de los años. Se remonta a 2006, cuando Djokovic ganó el primero en Madrid. Ganó los tres siguientes. Pero Murray empezó a recuperarse en 2008 ganando en Cincinnati y la final de Miami en 2009.
Algunas victorias notables de Murray incluyen las semifinales de los Juegos Olímpicos de 2012, la final del US Open de 2012 y la final de Wimbledon de 2013. Djokovic, sin embargo, lidera su Grand Slam cabeza a cabeza 8-2 y su última gran final fuera de las Finales ATP se produjo en 2016 en el Abierto de Francia. Un torneo que ganó Djokovic.
Una rivalidad arraigada en ambas carreras: de compañeros de dobles y juniors a rivales
Djokovic lidera en pista dura 20-8 y 5-1 en tierra batida. Murray ha ganado sus dos partidos sobre hierba. Desde la final de Wimbledon 2013 ganada por Murray, el vudú ha estado ahí con Djokovic ganando 14/17 encuentros. Casi de la misma edad, con Murray solo una semana mayor que Djokovic, fueron juntos al campo de entrenamiento y como juniors se enfrentaron. Un partido ganado en primera instancia por Murray. Formaron pareja de dobles en el Abierto de Australia y lucharon por el número 1 del mundo. Una rivalidad arraigada en la carrera de ambos.
Una en la que ambos han hablado maravillas del otro y en la que ambos mirarán atrás con orgullo. Aún podría tener un capítulo final. Dadas sus idas y venidas, también será uno para el que ambos estarán preparados. El lunes, todas las miradas estarán puestas en Murray.
Hanfmann se interpone en el camino de una batalla final
Se enfrentará a Yannick Hanfmann en la ronda inicial con esta eliminatoria mendigando y antes del torneo es probable que le pregunten o viceversa por este partido, por lo que estará al tanto de él. Queda por ver si eso le anima a estas alturas de sus carreras. Pero aunque no volvamos a ver un Djokovic-Nadal, podría ser el capítulo final de otra gran rivalidad que, en realidad, está más arraigada en las historias de ambos que sus propias batallas personales con el español o Roger Federer.
Uno que está infravalorado como tal con la mayor parte de la atención puesta en los tres grandes y que curiosamente podría tener una final en una pista de tierra batida en Suiza en un ATP 250. Aparte de que si se empatan en Roland Garros o Wimbledon, entonces se anula. Pero con el regreso de Murray tras su lesión, es una tónica para una semana interesante en Ginebra.