Marcelo Ríos: ¿el mejor jugador que nunca ganó un Grand Slam?

ATP
miércoles, 26 noviembre 2025 en 21:00
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El ex número 4 del mundo Greg Rusedski agitó recientemente el mundo del tenis con una afirmación provocadora pero muy meditada: el mejor jugador masculino de la historia que nunca ganó un Grand Slam no es Zverev, es Marcelo Ríos. En una entrevista con CLAY y RG Media, Rusedski dijo: “Ríos es el mejor jugador en la historia del deporte que nunca ganó un Slam.”
Dado el debate actual en torno a jugadores como Zverev y otros que se han quedado cerca sin rematar un grande, la declaración de Rusedski suena a retroceso, pero está sustentada en una admiración sincera. Su razonamiento se apoya en dos pilares centrales: el talento puro de Ríos y el estatus de élite que alcanzó a pesar de no conquistar un major.
Según el británico, el estilo de juego de Ríos tenía unas manos fuera de serie, con creatividad, variedad y un repertorio completo. Rusedski sostiene que, de no haber sido por una carrera acortada por las lesiones, Ríos bien podría haber alzado múltiples trofeos de Grand Slam.
Para muchos, la afirmación es radical. Zverev, al fin y al cabo, presume de un amplio palmarés: múltiples títulos ATP Masters 1000, oro olímpico, trofeos de las ATP Finals y ha sido un fijo en finales de Grand Slam. Pero, según Rusedski, lo que distingue a Ríos no son solo los títulos, sino el talento y el impacto, ese brillo natural que redefinió lo que podía ser un número 1 incluso sin la plata de los grandes.

Por qué Ríos merece la corona de “mejor sin Slam”

Lo que distingue a Ríos es simple pero contundente: fue número 1 del mundo pese a no ganar nunca un Grand Slam. Sigue siendo el único jugador masculino en lograrlo.
Entre 1997 y 1999, Ríos conquistó múltiples títulos de máximo nivel, incluidos tres Masters 1000, y dominó a sus rivales con una sutileza zurda que muchos describían como fluida y extraordinaria a la vez.
Los analistas suelen señalar que alcanzar el número uno del ranking ATP exige rendimiento alto sostenido: consistencia, fortaleza mental y capacidad para ganar bajo presión. Que Ríos consiguiera todo eso con menos grandes que la mayoría de la élite habla de la excepcionalidad de su juego.
Según Rusedski y otros que lo siguieron de cerca, Ríos tenía lo que los ojeadores llaman un talento “fuera de escala”, una rara combinación de lectura de pista, variedad de golpes, juego de pies, tempo y elasticidad mental.
Donde muchos se apoyan en la potencia bruta o en el top spin pesado, Ríos deslumbraba con el timing, el camuflaje y la capacidad de trazar ángulos imposibles. Algunos exentrenadores y comentaristas dicen que “hacía fácil lo difícil”.
Rusedski recuerda con nitidez un partido: la final de Indian Wells de 1998, cuando Ríos lo venció con una mezcla asombrosa de dejadas, globos, tomas de bola tempranas y pura imprevisibilidad. “Podía hacerlo todo, defender, tirar el globo, tomar la bola pronto… No había agujeros en su juego”, rememoró Rusedski.
Son estas cualidades, no solo los resultados, las que alimentan la convicción de Rusedski. A su juicio, el éxito no debe medirse únicamente en trofeos, sino en el arte puro, la dominancia y la capacidad de redefinir los estándares del deporte.

Qué implica esto para Zverev

Por supuesto, surge la pregunta natural: ¿qué hay de todo el impresionante botín de Zverev y otros aspirantes consolidados? Siete Masters, oro olímpico, ATP Finals, sin olvidar varias finales de Grand Slam.
Por métricas convencionales, Zverev ha construido un currículum que pocos candidatos a “mejor sin Slam” igualan. Pero para Rusedski y muchos puristas, todo se reduce a lo que no aparece en la vitrina: brillantez sostenida, estilo transformador y esa chispa intangible que separa la grandeza de lo simplemente muy bueno.
El debate refleja una tensión más profunda en el deporte: ¿debe el legado medirse por métricas frías, títulos, finales, medallas, o por los momentos intangibles de genio, la influencia en el juego, el talento puro? El caso de Ríos sugiere que lo segundo puede importar más de lo que muchos admiten.
La defensa sin ambages de Rusedski recuerda que la grandeza no siempre encaja bien en los números. A veces, especialmente en tenis, vive en dejadas elegantes, ángulos imprevisibles y un ritmo zurdo que deja a los rivales a contrapié.
Estés de acuerdo o no, la audaz afirmación de Rusedski reabre una conversación que los aficionados llevan décadas reciclando: ¿qué significa realmente ser grande si nunca levantas un major?
Para algunos, se trata de resiliencia, adaptación y longevidad. Para otros, como Rusedski, es cuestión de oficio, instinto y genialidad natural, cualidades que por un momento convirtieron a Marcelo Ríos, pese a todo, en el mayor de los “no coronados”.
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