Carlos Alcaraz llegó a Turín con la confianza de una temporada definida por resultados y madurez: ocho títulos en diez finales, un segundo número 1 del mundo al final de año, y una fase de grupos inmaculada en las
ATP Finals con victorias ante Lorenzo Musetti, Alex de Minaur y Taylor Fritz.
Mientras
se prepara para medirse a Félix Auger-Aliassime en semifinales, Alcaraz mostró su humildad y comentó en
El Partidazo de Cope que aún no se siente el mejor jugador del mundo, pese a haber asegurado el número 1 del año. “Sí, eso es lo que refleja el ranking. Pero no soy el mejor jugador en cuanto a tenis o nivel, porque todavía hay muchos jugadores que pueden ganarme; he perdido con muchos jugadores, así que eso no me convierte en el mejor”.
Entra en semifinales consciente de que las expectativas externas han crecido, sobre todo ahora que asoma una posible final contra Jannik Sinner —sería su sexto cruce por un título esta temporada—. Con seis Grand Slams a sus 22 años, Alcaraz ya ha sido comparado con los miembros del Big Three —Nadal, Djokovic y Federer—, y el número 1 del mundo no oculta su deseo de perseguir esos récords.
“Ese es un objetivo de final de carrera: poder mirar atrás y ver que pertenezco a esa mesa, y que la gente también piense que pertenezco ahí. Creo que puedo. Si no lo pensara, no tendría ambición; no tendría objetivos. Tener ambición y metas es importante, y creo que puedo llegar”.
Otro tema que abordó Alcaraz fue la posibilidad de completar el Career Grand Slam el próximo año, convirtiéndose en el más joven de la historia en lograrlo, con solo 22 años. Al español le preguntaron si, en 2026, preferiría ganar solo el Open de Australia, o si preferiría conquistar dos grandes, pero únicamente en escenarios donde ya ha levantado el trofeo (Roland Garros, Wimbledon o US Open). “Para el próximo año, Australia”, comentó, sonriendo.
Alcaraz evalúa a las leyendas: apuesta por el mejor Federer en Wimbledon y por el mejor Nadal en Roland Garros
Su humildad también aflora al hablar de los logros de
Novak Djokovic, cuyos 24 grandes siguen imponiéndose sobre el circuito actual. Alcaraz reconoce la magnitud de ese listón, sobre todo a medida que los medios le sitúan como uno de los pocos capaces de acercarse a ese territorio.
Al español le preguntaron si firmaría ahora terminar su carrera con 23 grandes, o si preferiría seguir peleando para superar a Novak Djokovic. “Cuando miras lo que ha hecho Djokovic —24 Slams— es increíble. Incluso 23 es increíble. Eso no es normal. Hay que respetarlo antes de decir cualquier otra cosa”.
El jugador de 22 años también habló de otras leyendas como
Rafael Nadal y
Roger Federer, y si cree que podría haberlos vencido en sus superficies fetiche. “¿El mejor Carlos Alcaraz en hierba contra el mejor Federer en una final de Wimbledon —quién gana?”, preguntó el entrevistador, a lo que Alcaraz respaldó al Maestro suizo. “Épocas diferentes… pero diría Federer”.
Además, el bicampeón de Roland Garros se refirió a cómo sería un duelo contra Rafa Nadal —14 veces campeón en París— en la Philippe-Chatrier. “Diría Rafa. Se lo he dicho muchas veces a mi equipo: me habría encantado jugar contra todos ellos en su mejor momento y sentir lo que sentían los rivales cuando se plantaban al otro lado de la red. Nací en 2003, así que no pude. Pero Rafa, sin duda”.
Mirada en Turín: Alcaraz apunta al gran salto en las ATP Finals
Con el número 1 de final de año asegurado por segunda vez —tras lograrlo por primera vez en 2022, cuando conquistó su primer major en el US Open con 19 años—, Alcaraz afronta las ATP Finals con una mentalidad más libre. Su semifinal ante Auger-Aliassime presenta un contraste de estilos y un examen de disciplina indoor, superficie donde el canadiense se siente cómodo. Pero la evolución de Alcaraz le ha vuelto más adaptable, especialmente en batallas tácticas de alta presión.
Una hipotética final contra Sinner, a quien Alcaraz domina 4–1 esta temporada, simbolizaría la rivalidad de la nueva era. Aunque los titulares los sitúan a menudo como herederos de Nadal–Federer o Djokovic–Murray, el español evita esas comparaciones.
Su siguiente reto llegará en Bolonia en las
Davis Cup Finals, donde España debutará ante la República Checa. Esta competición por equipos tiene peso para él —emocional y simbólico— mientras pasa de promesa a líder del tenis español. Representar a su país le da una adrenalina distinta, una intensidad que complementa sus metas en el circuito ATP. Con seis majors ya en su haber y una temporada de dominio, llega a la competición como piedra angular del equipo nacional, con la ambición de ganar por primera vez en su carrera la Copa Davis con España.