Jannik Sinner se cobró la revancha contra
Novak Djokovic con una victoria por 6-2, 2-6 y 7-5, ampliando la serie de semifinales de la
Copa Davis entre Italia y Serbia al partido de dobles.
Es el tercer enfrentamiento entre la joven estrella italiana y el 24 veces campeón de Grand Slam en sólo 11 días. Inicialmente, se enfrentaron en la fase de octavos de final de las ATP Finals , con victoria de Sinner (7-5, 6-7, 7-6). Sin embargo, volvieron a verse las caras en la final, y esta vez Djokovic salió victorioso (6-3, 6-3), asegurándose el título en Turín.
El último enfrentamiento se produjo en las semifinales de la Copa Davis, y ambos jugadores tenían la responsabilidad de ganar un punto para sus respectivos países. Los italianos estaban bajo presión después de que Lorenzo Musetti cediera su partido contra Miomir Kecmanovic (6-7, 6-2, 6-1), por lo que una victoria de Djokovic era crucial para que Serbia avanzara a la final sin necesidad de jugar dobles.
En el primer set, Sinner dominó con un fuerte saque, ganando el 76% de los puntos de servicio frente al 52% de Djokovic. El italiano exhibió su impresionante repertorio desde el principio, con 12 golpes ganadores frente a uno de Djokovic. Aunque al principio ambos mantuvieron sus servicios sin problemas, Djokovic experimentó un bajón de rendimiento, incapaz de hacer frente a la agresividad de su rival, perdiendo cuatro juegos consecutivos, y Sinner cerró el set 6-2 a su favor.
Djokovic elevó su juego en el segundo set, asegurándose un tempranero break en el cuarto juego para tomar una ventaja de 3-1. Mantuvo esta ventaja durante todo el set. Con una ventaja de 5-2, "Nole" logró otra ruptura y ganó el set por 6-2, igualando la contienda y forzándola hasta el set decisivo.
El tercer set se desarrolló como una batalla nerviosa, con Sinner enfrentándose a desafíos con su saque. El segundo juego, que duró 20 puntos, se convirtió en el más largo, pero el número 4 del mundo se impuso para mantener su saque y la igualdad. Con 5-4 en el marcador y el saque de Sinner, Djokovic dispuso de tres bolas de partido que habrían asegurado el pase de Serbia a la final. Sin embargo, Sinner gestionó la presión, defendió suservicio y prolongó la incertidumbre hasta llevarse la brutal victoria.