En el mundo del tenis profesional, el tema de los gritos es un asunto polémico que nunca deja de suscitar acalorados debates entre jugadores, entrenadores y aficionados por igual. Con jugadores destacados desde
Maria Sharapova y
Rafael Nadal hasta
Aryna Sabalenka y
Carlos Alcaraz conocidos por sus agresivos gritos en la pista, es hora de explorar este fenómeno en el tenis.
La ciencia detrás de los gritos
Antes de entrar en la polémica, es esencial entender por qué los jugadores gritan. El grito en el tenis, a menudo denominado "efecto Sharapova", ha sido objeto de numerosos estudios.
Las investigaciones sugieren que gritar puede aumentar la potencia y la velocidad del golpe de un jugador al mejorar su estabilidad central y el control de la respiración. Cuando un jugador grita mientras golpea la pelota, puede ayudarle a generar más fuerza y a golpear con mayor precisión.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Nebraska descubrió que los gritos aumentaban la velocidad de la pelota tanto en jugadores como en jugadoras.
El autor principal del estudio, Dennis Hong, señaló: "El estudio sugiere que los gritos sirven para enmascarar el sonido de la pelota al golpear la raqueta, lo que podría ser utilizado tácticamente por los jugadores para engañar a sus oponentes". En otras palabras, gritar no sólo podría reportar beneficios físicos, sino que también podría ser una herramienta estratégica utilizada para desconcentrar al adversario.
La polémica en torno a los gritos
Aunque puede haber pruebas científicas que apoyen los beneficios de los gritos en el tenis, sigue siendo una cuestión polarizada. Los críticos sostienen que el grito excesivo interrumpe la fluidez del juego y crea un ambiente desagradable para los espectadores. Los puristas del tenis expresan a menudo su frustración, alegando que disminuyen la elegancia y la tradición de este deporte.
Reconociendo la naturaleza divisiva de la cuestión, los organismos rectores del tenis han intentado abordar el tema en los últimos años. En 2012, la Asociación de Tenis Femenino (WTA) introdujo medidas para frenar el grito excesivo, incluida una regla de impedimento. Esta norma permite a un adversario reclamar un punto si considera que los gritos de su oponente han perturbado su capacidad de juego. Sin embargo, la aplicación de esta norma en la práctica puede resultar complicada, ya que determinar cuándo supone un obstáculo suele ser subjetivo.
La ATP, por su parte, ha sido menos proactiva a la hora de abordar el problema, con esfuerzos mínimos para frenarlos entre los jugadores masculinos. Esta disparidad ha suscitado críticas, y algunos sostienen que los prejuicios de género influyen en la forma en que se vigilan los gritos en el tenis profesional.
Perspectivas de los jugadores
Muchos jugadores que gritan en la pista argumentan que es una respuesta natural e instintiva al esfuerzo que supone golpear una pelota de tenis a tan alta velocidad. También afirman que les ayuda a mantener la concentración y a rendir al máximo.
Maria Sharapova, una de las jugadoras más conocidas por sus gritos, ha defendido sus vocalizaciones, afirmando que son parte integrante de su juego. Ella cree que son una manifestación del esfuerzo que pone en cada punto. Sharapova dijo una vez: "Si me enfrento a un punto de partido, voy a gritar más fuerte. Si hago un ace, grito más fuerte. Si estoy en un peloteo de 10 tiros, grito más fuerte. Así son las cosas".
Rafael Nadal, otro destacado gritón, se ha hecho eco de este sentimiento. Afirma que forma parte de su rutina y le ayuda a mantener el ritmo y la concentración. La perspectiva de Nadal pone de relieve el aspecto personal y psicológico de los gritos en el tenis.
Los famosos gritadores del pasado y del presente
Al igual que Sharapova y Nadal,
Monica Seles era conocida por sus característicos gritos en la pista. La nueve veces campeona de Grand Slam los utilizaba como parte de su ritmo durante los partidos y también era conocida por sus singulares golpes de fondo a dos manos.
Por su parte, los de
Jimmy Connors contribuyeron a su fogosa personalidad, ayudándole a conseguir ocho títulos de Grand Slam y el número 1 del mundo durante 160 semanas consecutivas, récord entonces. Una ex jugadora más reciente conocida por sus gritos fue
Serena Williams, 23 veces campeona de Grand Slam.
Hoy en día, las dos mayores gritadores en las pistas son Alcaraz y Sabalenka. Los fuertes gritos de la número 1 mundial de la WTA se han convertido en sinónimo de su juego agresivo y sus potentes golpes. Las estadísticas muestran que el 100% de sus gritos son audibles en el saque y el 95,4% en un golpe normal.
Mientras tanto, Alcaraz, número 2 del mundo de la ATP, está igualado con Borna Coric cuando se trata de tener un 100% de gritos audibles en el saque, pero el dos veces campeón de Grand Slam tiene una ventaja del 80% cuando se trata de golpes regulares.
Victoria Azarenka es otra de las famosas de hoy en día. La bicampeona del Open de Australia los ha defendido como una simple parte de su estilo de juego después de que sus constantes gritos suscitaran debates sobre si los ruidos deberían regularse o no.
Cuestión de juego limpio
Al final, la cuestión de los gritos en el tenis se reduce a una cuestión de juego limpio. Mientras que algunos jugadores argumentan que se trata de un aspecto natural e incontrolable de su juego, tanto los rivales como los aficionados se preguntan si proporciona una ventaja injusta o crea un ambiente antideportivo en la pista.
Para hacer frente a estas preocupaciones, los órganos de gobierno deben encontrar un equilibrio que preserve la integridad y la tradición del deporte, reconociendo al mismo tiempo los beneficios potenciales de ellos. Esto podría implicar el perfeccionamiento de la regla del obstáculo para proporcionar directrices más claras o la aplicación de sanciones más estrictas para el grito excesivo.
