Muerte, impuestos y una nueva crisis de Terence Atmane. Así resumían en redes sociales el último episodio del francés, quien volvió a ser protagonista por motivos extradeportivos tras desatar la polémica por maltratar su raqueta durante un encuentro del
Challenger Tour este lunes.
Mientras Europa enfrentaba apagones generalizados, el torneo de Guangzhou era de los pocos en marcha. Allí, Atmane se medía con la promesa local Rigele Te.
La tensión aumentó cuando el galo desperdició tres bolas de set al resto con el marcador 5-4 a su favor en el primer parcial. Tras ceder el break, perdió los nervios y lanzó su raqueta con violencia al otro lado de la pista, en un gesto que rozó la descalificación.
En lugar de reprenderlo, uno de los recogepelotas se apresuró a recuperar el objeto. El episodio generó nuevas críticas hacia el comportamiento del jugador.
No es la primera vez que Atmane protagoniza una escena así. El año pasado, en Roland Garros, golpeó a un espectador con una pelota tras un arranque de ira, aunque de forma controvertida no fue expulsado, lo que desató intensos debates en torno al reglamento.
Parece que, como en el caso de Andrey Rublev, los viejos hábitos se resisten a desaparecer. A pesar del exabrupto, Atmane evitó la sanción, se repuso y terminó llevándose la victoria por 5-7, 6-3 y 6-1.
El francés atraviesa un gran momento: viene de consagrarse campeón en el Challenger de Busan la semana anterior y se perfila como uno de los principales candidatos al título en esta competición.