Novak Djokovic nunca ha sido el favorito de los aficionados, pero su currículum habla por sí solo y lo demostró al alcanzar la final de
Wimbledon.
Djokovic selló una victoria por 6-3, 6-4 y 7-6(3) sobre
Jannik Sinner el viernes por la noche y mantuvo el saque para frenar cualquier resolución del italiano.
Esto encendió al público y también a Djokovic, que se burló de las lágrimas falsas del público. Diciendo: "Dadme vuestras lágrimas, no me importa".