La estrella rusa del tenis,
Andrey Rublev, ha vuelto a perder el temple en el
Halle Open, demostrando una vez más su dificultad para comportarse adecuadamente en las canchas de tenis. En los últimos meses, Rublev ha sido noticia por los motivos equivocados, ya que ha continuado descargando su frustración en la pista durante los partidos.
Un incidente similar ocurrió durante el Abierto de Halle, cuando en un vídeo disponible en la plataforma de redes sociales X -anteriormente conocida como Twitter- se mostró claramente frustrado tras fallar un derechazo.
Rublev acabó gritándose a sí mismo y tiró la raqueta a la pista. Su frustración era comprensible, ya que terminó perdiendo en la primera ronda contra el estadounidense Marcos Girón en octavos de final, en sets corridos con un marcador de 6-4 y 7-6.
Este comportamiento no es nuevo para el tenista nacido en Moscú. A principios de este año, Rublev fue descalificado de una competición tras gritar al juez de silla durante una prueba de la ATP en Dubai. Este incidente ocurrió durante el tercer set de la semifinal del megaevento contra Alexander Bublik. Tras ese incidente, el actual número seis del mundo admitió que tiene que mejorar su comportamiento en la pista.
La temporada de Rublev ha sido desigual. Recientemente ganó su segundo Masters ATP 1000 en Madrid, donde derrotó en la final al canadiense Felix Auger Aliassime por 4-6, 7-5 y 7-5. Sin embargo, fuera de este triunfo, Rublev no ha logrado impresionar consistentemente con sus actuaciones. Tal vez su actuación más destacada, aparte del Abierto de Madrid, se produjo durante el Abierto de Australia, donde fue eliminado tras perder en cuartos de final contra el actual número uno del mundo, Jannik Sinner, en sets corridos por 6-4, 7-6 y 6-3.
Recientemente, Rublev participó en el Abierto de Francia, pero también sufrió una sorprendente eliminación al perder en tercera ronda contra el italiano Matteo Arnaldi en sets corridos por 7-6, 6-2 y 6-4. Estos resultados subrayan la inconsistencia en el rendimiento de Rublev, que alterna entre momentos de brillantez y colapsos emocionales que afectan su juego.
La cuestión de la conducta de Rublev en la cancha ha sido una constante en su carrera. A pesar de su talento innegable y su capacidad para competir al más alto nivel, su temperamento ha sido un obstáculo recurrente. Los entrenadores y expertos han señalado que controlar sus emociones es crucial para que Rublev alcance su máximo potencial y pueda competir consistentemente en los torneos más importantes del mundo. Su reciente victoria en Madrid muestra lo que puede lograr cuando se mantiene enfocado y sereno, pero sus colapsos emocionales, como el visto en el Halle Open, indican que aún queda trabajo por hacer en ese aspecto.
La situación de Rublev es un recordatorio de que el tenis no es solo un juego de habilidades físicas y técnicas, sino también de fortaleza mental y control emocional. El camino hacia la madurez deportiva de Rublev implica no solo mejorar su juego, sino también aprender a manejar la presión y las frustraciones que vienen con la competencia de alto nivel. Solo el tiempo dirá si Rublev puede superar estos desafíos y consolidarse como una fuerza dominante en el tenis mundial