Roland Garros 2024 ha sido testigo de otro dramático desplome de
Andrey Rublev, quien se despidió del torneo en la tercera ronda tras una contundente derrota ante Matteo Arnaldi. El italiano se impuso con parciales de 7-6, 6-2 y 6-4, logrando un lugar en la cuarta ronda por segunda vez en su carrera en un Grand Slam. Para Rublev, el número seis del mundo y reciente campeón del Madrid Open, la eliminación fue un golpe devastador que no pudo manejar con la calma que se espera de un jugador de su calibre, protagonizando una nueva cruzada de cables.
El partido comenzó con una intensa disputa en el primer set, donde Arnaldi mostró una impresionante capacidad para igualar y superar el juego agresivo de Rublev. Después de salvar una bola de set en el tie-break, el italiano se llevó el set inicial, lo que marcó el inicio de la frustración de Rublev. A partir de ahí, el ruso comenzó a cometer errores, acumulando un total de 37 errores no forzados a lo largo del partido, en comparación con los 19 de Arnaldi. Esta diferencia fue crucial, ya que permitió al italiano mantener la presión y aprovechar las oportunidades que se le presentaban.
La desesperación de Rublev se hizo evidente en el segundo set, donde perdió su servicio en múltiples ocasiones. Arnaldi, por su parte, continuó jugando con precisión y calma, consiguiendo 38 golpes ganadores y consolidando su dominio. La frustración de Rublev llegó a un punto crítico cuando empezó a gritar en la cancha y a golpear su raqueta contra su propio cuerpo, un comportamiento que ya se ha convertido en un patrón preocupante en su carrera.
El público, en su mayoría apoyando a Arnaldi, abucheó fuertemente a Rublev, intensificando su frustración. El ruso, conocido por su temperamento volátil, no pudo contener sus emociones, lo que le costó caro tanto en términos de concentración como de rendimiento en el partido. Esta explosión emocional recordó a otros episodios recientes, como la hemorragia en las rodillas y cicatrices autoinfligidas, o la sanción por gritar a un juez de línea en Dubai a principios de temporada.
La incapacidad de Rublev para manejar sus emociones en la cancha no es un problema nuevo. Aunque fuera de la cancha se le conoce por sus modales suaves y su comportamiento tranquilo, dentro de ella, sus reacciones son a menudo desmesuradas. Este desequilibrio emocional ha sido un obstáculo constante en su carrera, impidiéndole alcanzar su máximo potencial en los momentos decisivos.