En su carrera,
Andy Murray ganó los títulos más grandes que el deporte podía ofrecerle. Se retiró como uno de los tenistas británicos más exitosos, con tres títulos de Grand Slam, dos oros olímpicos y un sinfín de otros grandes premios. Pese al prestigio que tienen, a Murray no le obsesiona guardarlos tras un cristal, e incluso deja que sus hijos los cojan.
Murray conquistó su primer título grande en 2012 en el US Open. Para entonces ya había sumado ocho Masters 1000 y alcanzado una final de Grand Slam en 2008, cayendo ante Roger Federer. En 2013, Murray ofreció una exhibición para coronarse campeón en Wimbledon, derrotando al número uno del mundo Novak Djokovic en sets corridos.
Fue un triunfo memorable ante su público en el icónico escenario de SW19. Repitió la gesta tres años después. Esta vez destronó al potente sacador Milos Raonic para alzar de nuevo el trofeo por encima de su cabeza. Más tarde ese año, ascendió al número uno del mundo tras ganar las ATP Finals. Ese triunfo llevó al escocés a la cumbre del tenis, valiéndole el trofeo de número 1 al final de temporada.
Todos esos preciados trofeos reposan en una vitrina que le hizo su esposa. Aun así, puede parecer un esfuerzo en vano porque Murray rara vez se detiene a pensar en lo que logró en el deporte. “Cuando nos mudamos de casa, mi mujer hizo como una vitrina de trofeos. Está abajo, apartada, pero sí, hay una ahí. Es bastante grande, tiene un buen tamaño”, afirmó Murray en el
Tennis Podcast. “Pero, la verdad, estoy bien con que estén ahí, aunque no voy a mirarlos cada día. No es algo en lo que piense mucho.”
Medallas de oro olímpicas
“De hecho la recuperé la semana pasada. Había estado allí, creo, alrededor de un año, pero sí, la recuperé hace poco. Las medallas olímpicas, sí, están ahí [en la vitrina]. ¿Las uso alguna vez? Mis hijos se las ponen a veces, sí”, admitió Murray.
Tiene un total de tres medallas olímpicas. La primera llegó tras la gran decepción de perder la final de Wimbledon en 2012. Se tomó la revancha ante Federer para proclamarse campeón olímpico. No pudo recrearse mucho en ello porque volvió de inmediato a la pista con Laura Robson para competir por el oro en dobles mixto. Por desgracia, Murray no pudo repetir la hazaña, perdiendo ante la Bielorrusia de Victoria Azarenka. Cuatro años más tarde, salió vencedor de una batalla tensa contra el ex campeón del US Open Juan Manuel del Potro para doblar su cuenta de oros.
“Al principio era bastante cuidadoso con ellas”, reconoció Murray, aunque esa sensación no duraría para siempre. “Pero ahora estoy como: ‘Da igual, no pasa nada. Que se rayen y tal, lo que sea’. Uno de ellos quería llevarse una al colegio, no sé para qué era. Estaban haciendo algo en el colegio y dijimos, no, es un poco excesivo mandarlos con una de ellas. Así que les dimos mi medalla de participación de los Juegos Olímpicos de Pekín, con la que quedaron contentos.”
Aunque las medallas hayan perdido rango, un nuevo objeto preciado ha llamado la atención de Murray: los pines que coleccionó en los Juegos Olímpicos de París 2024. “Aún los tengo todos, sí. Los he guardado todos. Era algo que, en su momento, me encantaba hacer en cada Olimpiada, mientras que ahora pienso un poco: ¿acaso pasé demasiado tiempo paseando por la villa y parándome en distintas mesas del restaurante?”, bromeó. “En plan, oh, ese tipo es de Eritrea, ese pin es raro. Voy a ver si tiene uno, y ellos están, ya sabes, desayunando huevos revueltos.”