Tras el anuncio del retiro del legendario tenista español, Rafael Nadal, decidimos viajar en el tiempo y trasladarnos al comienzo de una de las rivalidades más emblemáticas del deporte. Roger Federer llegaba como número 1 del mundo y se enfrentaba a un Nadal adolescente de apenas 17 años en la tercera ronda del Miami Open 2004.
En aquel momento, Federer, con 22 años, estaba en la cima del ranking ATP y ya contaba con dos títulos de Grand Slam en su haber. Por su parte, Nadal se encontraba en el puesto 34, y aunque aún no había ganado ningún título profesional, ya se notaba que había algo especial en él.
A pesar de que eran tiempos en los que el suizo dominaba el circuito de una manera aplastante, el mallorquín sorprendió a todos, incluído el propio Federer, y se llevó el partido de una manera impresionante en sets corridos: 6-3 y 6-3.
Nadal complicó a Federer a fuerza de zurdazos cruzados con mucho efecto que incomodaron al suizo, obligándolo a jugar con su revés. Rafa era pura energía, y como un sello en toda su carrera, no daba ninguna bola por perdida. Su juego de piernas ya era espectacular en ese momento, constantemente en movimiento y con una velocidad de sprint pocas veces vista.
La capacidad física del español compensaba lo que en aquel entonces le faltaba en su tenis. Con el tiempo, Nadal desarrollaría aún más sus golpes desde el fondo, le pondría más pimienta a su saque y se volvería absolutamente letal en la pista, con un juego más agresivo y buscando acortar los puntos.
Este encuentro no solo fue significativo por la victoria de Nadal, sino que también sentó las bases para una rivalidad que se extendería a lo largo de dos décadas, con un total de 40 enfrentamientos entre ambos, la mayoría de ellos, en finales de Grand Slam.
La forma en que Nadal logró imponerse a Federer aquel día es recordada como un símbolo del inicio de una era dorada en el tenis, donde ambos jugadores han dejado una huella imborrable en la historia del deporte.