El Miami Open de 1989 se presentaba como un vibrante espectáculo deportivo que, como siempre, contaba con los mejores talentos del Tour. Entre los participantes se encontraba un joven austríaco llamado Thomas Muster, quien a fuerza de gran talento se ganó un lugar en la gran final frente a Ivan Lendl, aunque ese partido nunca se jugaría...
La edición de 1989 todavía se desarrollaba en el ya mítico Crandon Park, en Key Biscayne, Florida. En aquel momento (y hasta el día de hoy) el torneo de Miami era uno de los más importantes del mundo, contando con jugadores como Ivan Lendl, Yannick Noah, Gabriela Sabatini y Chris Evert, entre otros.
El desempeño de Muster, de por entonces 21 años de edad, había sido excepcional. Hasta ese momento, el austríaco ya contaba con algunos títulos bajo el brazo y comenzaba a ser una verdadera potencia en tierra batida. Antes de Miami ya había logrado alcanzar las semifinales de Australia y se perfilaba como uno de los jugadores que animarían el circuito en los próximos años.
En una épica semifinal, Muster se enfrentó al francés Yannick Noah, en un partido que se extendería hasta los 5 sets. Su victoria no sólo lo clasificaba a la gran final sino que además le permitía al austríaco meterse entre los diez mejores tenistas del planeta por primera vez en su carrera. No obstante, la alegría de la victoria se vería empañada por un terrible giro del destino. En las primeras horas del 1 de abril, sólo momentos después de triunfar en las semis, Muster fue víctima de un accidente automovilístico.
Mientras se disponía a sacar algunas cosas del maletero de su coche, el auto de Muster fue impactado por otro vehículo, cuyo conductor se demostró que estaba manejando bajo los efectos del alcohol. La violencia del choque hizo que el auto de Muster se desplazara hacia atrás atrapando al tenista y provocándole graves lesiones en su rodilla izquierda.
Thomas Muster sufiró la rotura de ligamentos medial y cruzado anterior, lo que obligó al austríaco a retirarse de la final del torneo.
El lamentable hecho dejó a Muster sin la oportunidad de competir en Miami, sino que por momentos se llegó a poner en duda la totalidad de su carrera.
Tras esa devastadora lesión, Muster regresó inmediatamente a Viena para someterse a una cirugía reparadora y comenzar la recuperación. El proceso sería extremadamente duro, y requeriría de una determinación a prueba de todo por parte del austríaco. Inicialmente, se esperaba que estuviera fuera al menos durante seis meses; aunque algunos pronósticos eran bastante más desalentadores. Lesiones de esta magnitud pueden generar sentimientos de negación, ira, tristeza y ansiedad, además de comprometer la motivación durante el largo proceso de recuperación . Superar estos obstáculos mentales, junto con el intenso trabajo físico, es toda una hazaña.
Sin embargo, Muster demostró una resiliencia digna de admiración, y junto con un colaborador, diseñó una silla que le permitía practicar golpeando la bola manteniendo su pierna lesionada en alto. Curiosamente, este innovador método fué súper exitoso, permitiéndole al joven tenista desarrollar más fuerza en la parte superior del cuerpo.
Para sorpresa de todos, Muster volvería a las pistas a los 6 meses del accidente. Su rápida recuperación y su dedicación al proceso de rehabilitación fueron notables, desafiando las expectativas iniciales y marcando el inicio de un extraordinario regreso.
Para septiembre del 89 disputaría un partido de exhibición contra Ivan Lendl, y días más tarde retornaría a las pistas de manera oficial.
Tras algunos resultados dispares sobre el final de aquella temporada, Muster tendría su espectacular regreso en el 90. Nuevamente Muster levantaría el título del Abierto de Italia (hoy Masters de Roma), venciendo al ecuatoriano Andrés Gómez y al ruso Andrei Chesnokov. Pero el zurdo no se conformaría con eso, y continuaría hasta alcanzar las semifinales de Roland Garros, algo completamente inesperado dado el poco tiempo que había transcurrido desde aquel grave suceso en Miami.
Increíblemente, eso sería sólo el comienzo para Muster. Durante la década de 1990, el austríaco se convirtió en uno de los jugadores más dominantes de tierra batida, siendo el primer "Rey de la Tierra Batida", muchos años antes de la aparición de Rafa Nadal. A lo largo de su carrera, Muster conquistó un total de 44 títulos ATP.
No conforme con ello, el 12 de febrero de 1996, Thomas Muster alcanzaría la cima del ranking mundial, logrando uno de sus grandes sueños de convertirse en el número 1 del mundo.
En 1995 ganó 12 torneos, 11 de los cuales fueron sobre tierra batida. Uno de ellos sería Roland Garros, a la postre su único título de Grand Slam. Ganaría 40 partidos seguidos y finalizaría la temporada con un récord de 65 victorias y 2 derrotas en arcilla.
Además de Roland Garros, Muster conquistaría 8 títulos Masters, y alcanzaría las semifinales del Open de Australia en 1989 y 1997. Justamente en 1997, Muster vivió un momento emotivo cuando logró cerrar el círculo y tomar una dulce revancha ganando la edición del Miami Open, 8 años después de su terrible accidente.
La mala fortuna del ex número 1 del mundo para estar en el lugar equivocado en el momento equivocado acabó por ser el hecho que empujaría a Muster más allá de sus límites. Nadie puede decir como habría sido su carrera si nunca sufría ese accidente, pero lo que a todo el mundo le quedó claro era que el zurdo tenía una mentalidad diferente, un deseo de superación único y un amor por el juego que lo llevó a sobreponerse y poner al mundo del tenis a sus pies años después de su grave lesión.
Tras su retiro en 1999, Muster intentó regresar al tenis entre 2010 y 2011, participando en algunos torneos Challenger y ATP Tour en su país. En 2020 tuvo una breve experiencia como entrenador de su compatriota Dominic Thiem, aunque el vínculo no se extendería por mucho.
Hoy por hoy, el ex campeón de Roland Garros está alejado de la competición profesional y sin noticias recientes sobre su rol como entrenador. Sus intereses en negocios y, particularmente, en el arte, junto con su reciente acción filantrópica, delinean una vida activa y multifacética tras su exitosa carrera en el tenis.