Alex de Miñaur salió de la pista en Turín sabiendo exactamente lo empinada que había sido la subida —y lo mucho que seguirá siéndolo si quiere descifrar el código de
Jannik Sinner. El australiano volvió a caer ante el vigente campeón de las
ATP Finals, llevando su cara a cara a 0-13, pese a firmar uno de sus recorridos más limpios del curso. Pero, como explicó, la frustración se ha transformado en claridad, no en derrotismo.
El australiano de origen español insistió en que el marcador no refleja del todo cuánto ha mejorado ni lo ajustados que se sintieron algunos momentos. Reconoció que Sinner compite ahora mismo a un nivel extraordinario, pero sigue convencido de que la brecha no es insalvable. “Aunque mucha gente no lo crea, yo sé cómo ganarle”, dijo. “Solo que no es tan fácil, ¿no? Hay que pegarle muy fuerte, muy plano, muy profundo y muy cerca de las líneas. Es algo que intento hacer, pero obviamente no es lo más sencillo.”
También dejó una nota de orgullo al describir su enfoque y su evolución esta temporada. De Miñaur subrayó el componente emocional del año, contraponiendo momentos de confianza y momentos de tensión. Admitió que mantener la convicción contra jugadores como Sinner exige un plus psicológico. “Hay que ser valiente; comprometerte con tus patrones y confiar en el trabajo que has hecho”, señaló.
Al reflexionar sobre el curso en general, De Miñaur incidió en que el progreso y los tropiezos conviven en el tenis de élite. “Es duro, claro. Vuelves a casa y piensas en lo que podrías haber hecho distinto”, dijo. “Pero derrotas como esta duelen y me motivan aún más. He jugado parte del mejor tenis de mi carrera. Me he exigido física y mentalmente, y he salido más fuerte.”
El dominio de Sinner y la reflexión de De Miñaur sobre el duelo
Alex de Miñaur dejó claro que enfrentarse a Jannik Sinner en Turín conlleva capas de dificultad que van más allá de la táctica o del ritmo. “Está sacando más fuerte, le pega atravesando la pista como un loco y no te regala ningún punto”, afirmó. Las condiciones en Turín —pista dura indoor rápida y de bote bajo— potencian las virtudes de Sinner, y De Minaur admitió que a menudo le cuesta mandar. “Te quita el tiempo de inmediato. Eso es lo que le hace tan duro.”
Aun así, el australiano reiteró que el emparejamiento no es imposible. “Creo que para tener opciones reales necesito sacar bien durante todo el partido”, añadió el número 7 del mundo. “Mi saque bajó un poco y podría haber sido mejor.” En el primer set, De Minaur metió el 54% de primeros, ganando el 72% de esos puntos; en el segundo, su porcentaje cayó al 48%, con solo un 43% de efectividad. Mientras, Sinner se mantuvo por encima del 80% de puntos ganados con primer saque, con una media del 78% de puntos al servicio frente al 58% de De Minaur.
Sostuvo que los reveses ante Sinner —especialmente el último en Turín— forman parte de la evolución que abraza. “Derrotas como estas duelen, pero me motivan aún más”, remató.
Una temporada de crecimiento pese a derrotas duras
De Miñaur también reflexionó sobre el proceso psicológico de medirse repetidamente al mismo rival sin encontrar el punto de inflexión. “Hay que ser valiente; comprometerte con tus patrones y confiar en el trabajo que has hecho”, dijo. “Siento que debería haber terminado mi campaña en Turín con dos victorias en lugar de una. Pero no puedes cambiar el pasado. Solo te queda aprender, levantarte y seguir hacia adelante. Ese es, en definitiva, el objetivo ahora.”
Con la temporada 2026 en el horizonte, De Minaur cree que está más cerca de resolver el rompecabezas Sinner de lo que sugieren los números. “Tendré otra oportunidad”, afirmó. “Y cuando llegue, estaré listo.” El australiano concluyó subrayando que se alimenta tanto de la derrota como de la victoria. “En este deporte no hay nada garantizado, pero sé que estoy mejorando. Sé que voy por el buen camino. Y sé que puedo ganar a estos tipos.”