La leyenda de la WTA, Serena Williams, habló de las complicaciones y dificultades a las que se enfrentó al dar a luz a su primera hija, Olympia.
En un artículo para la CNN, Williams se sinceró sobre las experiencias mortales que sufrió tras dar a luz por cesárea de urgencia, en un esfuerzo por concienciar sobre los mortinatos de mujeres afroamericanas en Estados Unidos y de mujeres con acceso limitado a una atención sanitaria adecuada en todo el mundo:
"Estuve a punto de morir después de dar a luz a mi hija Olympia", declaró la campeona de 23 Grand Slams. "Aun así, me considero afortunada. Esto desencadenó una serie de complicaciones de salud a las que tengo suerte de haber sobrevivido. Primero, la herida de la cesárea se me abrió de golpe debido a la intensa tos que sufrí por la embolia. Volví al quirófano, donde los médicos me encontraron un gran hematoma, una hinchazón de sangre coagulada, en el abdomen. Y luego volví al quirófano para un procedimiento que impide que los coágulos viajen a mis pulmones".
La mujer, de 42 años, reveló que estuvo postrada en cama tras el parto y que el desenlace podría haber sido distinto de no haber sido por la atención profesional que recibió:
"Cuando por fin volví a casa con mi familia, tuve que pasar las seis primeras semanas de maternidad postrada en cama", dijo. "Estoy muy agradecida por haber tenido acceso a un equipo médico tan increíble de médicos y enfermeras en un hospital de vanguardia. Sabían exactamente cómo manejar este complicado giro de los acontecimientos. Si no fuera por su ayuda profesional, hoy no estaría aquí".
Williams se apresuró a comparar su situación con la de otras mujeres afroamericanas de Estados Unidos que carecían de asistencia sanitaria adecuada, así como con la de mujeres de países más pobres que ni siquiera tenían acceso a ese tipo de tratamiento:
"Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, las mujeres negras de Estados Unidos tienen tres veces más probabilidades de morir por causas relacionadas con el embarazo o el parto", añadió. "Pero esto no es sólo un reto en Estados Unidos, en el mundo, miles de mujeres luchan por dar a luz en los países más pobres. Antes incluso de traer una nueva vida a este mundo, las cartas ya están echadas en su contra. Ese mundo es posible. Y debemos atrevernos a soñarlo por todas las mujeres negras, por todas las mujeres de Malawi y por todas las madres del mundo. Juntas, podemos hacer este cambio. Juntas, podemos ser el cambio".