OPINIÓN: Esto es una locura, la temporada WTA ya vuelve a empezar

¿Cómo es posible que estemos a solo dos semanas del inicio de la temporada WTA? Como aficionado, aún no he digerido la pasada temporada. Ni emocionalmente. Ni físicamente. Ni en esa manera silenciosa en la que vuelves a ver los partidos en tu cabeza y poco a poco asimilas lo que viste. No estoy ni cerca de estar listo para otro año de tenis, y eso desde la comodidad de mi sofá.

Ahora imagina ser una de las jugadoras. Simplemente no hay forma de que estén descansadas, totalmente recuperadas y suficientemente preparadas para otra temporada. No en todo el circuito. No de forma constante. No honestamente. Es imposible.

Hablamos mucho de la “pretemporada” en el tenis, pero para muchas jugadoras WTA apenas existe. Unas semanas de desconexión. Algo de rehabilitación. Un bloque de trabajo a contrarreloj. Luego un vuelo largo a Australia y directo a partidos importantes que cuentan para el ranking, los ingresos y la carrera.

Ahora compáralo con otro deporte para tener perspectiva. La NFL está cerca del final de su temporada regular. Esos jugadores disputan 17 partidos. Uno por semana. Colisiones brutales, sí, pero también tiempos de recuperación integrados. Imagina que la NFL dijera a sus jugadores que deben iniciar otra temporada completa menos de dos meses después de la Super Bowl. Nadie lo aceptaría. Aficionados, medios, jugadores y médicos dirían lo mismo. El cuerpo no puede con esto.

Sin embargo, esto es, en la práctica, lo que pedimos a las tenistas de élite. Y cada enero nos sorprendemos. Sorprende cuando las jugadoras se bajan por lesión durante la gira australiana. Sorprende cuando los cuerpos se rompen por el calor. Sorprende cuando la fatiga se traduce en desplazamientos imprecisos, carreras acortadas o agotamiento mental antes de que la temporada siquiera encuentre su ritmo.

El cuerpo humano no está hecho para esto. La mente de una atleta profesional de alto nivel tampoco. Imagina llegar a Australia sabiendo que, si las cosas van bien, muy bien, te comprometes con una temporada que se extiende casi sin parar hasta noviembre. Continentes distintos. Superficies distintas. Husos horarios distintos. Una presión constante por competir con dolor porque el ranking no espera y las facturas no se detienen.

Eso no es un calendario. Es una trituradora. Al tenis le encanta celebrar la resiliencia, la dureza y “tirar hacia adelante”. Pero hay una diferencia entre garra competitiva y locura estructural. Lo que vemos no es debilidad individual. Es saturación sistémica. Es una locura.

Si queremos que las jugadoras que nos encanta ver estén más sanas física y emocionalmente, tengan carreras más largas y simplemente jueguen un tenis mejor y más consistente, tenemos que dejar de fingir que este calendario es normal o sostenible. Hay que reducir el ritmo. Hace falta recuperación real. Y debemos dejar de actuar sorprendidos cuando enero trae lesiones que eran completamente previsibles.

A veces, lo más valiente que puede hacer un deporte es parar, respirar y admitir que algo se ha ido de las manos. La WTA ya ha sobrepasado ese punto.