Marta Kostyuk prolongó este martes su excelente racha al imponerse con autoridad a Daria Kasatkina y acceder a los octavos de final del
Masters de Roma, donde se medirá con Leylah Fernández. Más allá del sólido triunfo por 6-4 y 6-2, lo que más llamó la atención fue el inusual apretón de manos al finalizar el encuentro.
El gesto sorprendió, ya que desde el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania, tanto Kostyuk como otras compatriotas como Elina Svitolina se han negado sistemáticamente a saludar a jugadoras rusas o bielorrusas. Sin embargo, este acto generó controversia, y algunos la acusaron de actuar con incoherencia.
Kasatkina, quien ahora compite bajo la bandera australiana, ha sido durante mucho tiempo una voz disidente contra la invasión y ha visto vulnerados sus derechos y seguridad como persona homosexual mientras representaba a su país de origen.
Su figura ha generado cierta ambigüedad entre las tenistas ucranianas. Aunque no respalda la guerra, su origen ruso la colocaba en una posición delicada. No obstante, tras dejar de representar a Rusia, Kostyuk optó por estrecharle la mano.
"Qué hipocresía. Kasatkina ha estado en contra del conflicto desde el inicio, pero hasta ayer un saludo era impensable, y ahora todo está bien", criticó un usuario en la red social X.
"¿Entonces basta con cambiarse el pasaporte para volverse una aliada respetable de Marta? Ahora entiendo cómo se manipula a la gente para odiar al vecino", escribió otro.
Otros interpretaron el gesto como una estrategia oportunista. "Esto demuestra que todo es una farsa. Cambias de nacionalidad y ganas un saludo. Ridículo".
"LOL. Marta solo la saludó porque ganó. Si hubiera perdido, se habría marchado sin mirar atrás", ironizó otro comentario.
En medio de la polémica, surgió un matiz interesante: tenistas como Elina Avanesyan y Varvara Gracheva han cambiado su ciudadanía a Armenia y Francia, respectivamente, en contextos similares, aunque ninguna ha manifestado públicamente su postura sobre el conflicto.
Aun así, no han recibido gestos similares por parte de las ucranianas, lo que para muchos evidencia una doble vara. "¿Y todavía ni una mano para Avanesyan o Gracheva?", cuestionó otro aficionado.
Entre las críticas, también hubo voces conciliadoras. "Me parece totalmente lógico, considerando que Kasatkina tomó una decisión firme de no seguir vinculada a Rusia, probablemente —o con certeza— por cuestiones relacionadas con el régimen y su libertad personal", opinó un usuario.