Aunque en el mundo del tenis los entrenadores han sido mayoritariamente hombres, varias jugadoras han optado por una entrenadora, con distintas extenistas reincorporándose al Tour en esta nueva función. La alianza entre
Mirra Andreeva y Conchita Martínez ha sido quizá la más exitosa de los últimos años, aunque no la única en el circuito WTA.
La ex campeona de Wimbledon comenzó a trabajar con la joven Andreeva en abril de 2024, cuando la rusa tenía solo 16 años y se consolidaba como un nombre a seguir tras un gran debut en 2023. Rápidamente alcanzó las semifinales de Roland Garros, además de su primer título en el Iasi Open. Un año después, irrumpió en el Top 5 y encadenó dos títulos WTA 1000, con Conchita como factor clave en el temprano éxito de la adolescente.
“Siempre me transmite muchísima energía, siempre tenemos un ambiente agradable, siempre nos reímos. Eso me ayuda mucho… Me ayuda a soltar tensión. Así que diría que es mucha positividad”, comentó Andreeva durante su gran campaña en Roland Garros 2024.
Otra adolescente que apostó por una entrenadora fue la canadiense de 19 años
Victoria Mboko, actualmente No. 81 del mundo y campeona de su primer WTA 1000 hace unos meses en el Canadian Open. Tiene como entrenadora principal a la ex No. 3 del mundo Nathalie Tauziat, con el apoyo de Noëlle van Lottum, otra extenista que desarrolló gran parte de su carrera en los 90, alcanzando un mejor ranking de No. 57 del mundo poco después de su único título en Wellington 1992.
Agniezka Radwanska y Pam Shriver encuentran éxito como entrenadoras
Las entrenadoras siguen siendo minoría en el circuito, pero hay varias excepciones al más alto nivel. La ex No. 2 del mundo
Agnieszka Radwanska lleva dos años trabajando con su compatriota Magda Linette, una asociación particular si se considera que solo les separan tres años. Linette optó por su ex compañera de la Fed Cup para potenciar su trabajo en una etapa madura de su carrera, y Radwańska la acompañó durante su campaña en el Australian Open 2024, donde Linette alcanzó por primera vez en su carrera las semifinales de un Grand Slam.
“Siempre he admirado la manera en que Agnieszka veía el juego cuando jugaba, su capacidad para leer a las rivales, mantener la calma bajo presión y tomar decisiones inteligentes en momentos clave”,
dijo Linette a la WTA hace una semana. “Sentí que esas eran exactamente las cualidades de las que podía beneficiarme, así que incorporarla fue una decisión natural. Quería a alguien que pudiera guiarme no solo en la pista, sino también en cómo encaro mi trabajo y la temporada en su conjunto.”
Radwanska alcanzó la final de Wimbledon en 2012 y ganó 5 títulos WTA 1000.
Otra reconocida extenista que fue recientemente reintegrada al Tour como entrenadora es la subcampeona del US Open Pam Shriver, quien llegó a ser No. 3 del mundo a mediados de los 80. Trabajaron juntas durante tres años, con Shriver apoyando a la croata en sus campañas hacia las semifinales de Wimbledon 2024 y su medalla de plata en Tokio ese mismo año.
“Una de las mayores experiencias que he tenido en mis más de 50 años en el tenis ha sido ayudar a entrenar a Donna Vekic desde octubre de 2022”,
publicó la estadounidense en redes sociales poco después. “Aquí en Los Ángeles, ha sido un año exigente, por lo tanto necesito volcarme aún más en mi comunidad y el bienestar de mi familia. Me aparto del Team DV.”
Otros nombres femeninos siguen formando parte del circuito. La australiana Nicole Pratt, ex No. 35 del mundo, ha trabajado recientemente con Kimberly Birrell y Storm Hunter, y también ha formado parte del equipo australiano de la Billie Jean King Cup. Otro caso es el de Anna Kalinskaya, que lleva varios años trabajando con la argentina Patricia Tarabini, otra entrenadora experimentada que alcanzó un mejor ranking de No. 29 del mundo en individuales y No. 12 en dobles, donde logró 15 títulos y la medalla de bronce en Atenas 2004.