Carlos Alcaraz continúa navegando por Tokio con brillantez y resistencia. Apenas unos días después de generar preocupación cuando torció su tobillo durante su partido inaugural en el
Open de Japón contra Sebastián Báez, el número 1 del mundo ha enviado un nuevo mensaje de tranquilidad. El español superó a Zizou Bergs 6-4, 6-3 en la tercera ronda, avanzando con confianza a pesar de la molestia persistente en su tobillo.
La victoria no solo fue un paso adelante en su gira por Asia, sino también una prueba de lo rápido que su equipo logró estabilizar la situación. Después de caer de manera incómoda en su primer partido y dejar a la multitud asombrada, hubo dudas sobre si incluso continuaría en el torneo. Alcaraz admitió que su tobillo estaba dolorido, y el día siguiente fue etiquetado como "clave" para determinar su participación. Ese tiempo extra para el tratamiento resultó decisivo, ya que el joven de 22 años pudo recuperarse lo suficiente antes de enfrentarse a Bergs.
Aun así, la victoria estaba lejos de ser automática. El español reveló después del partido que, aunque podía competir a un alto nivel, el temor a agravar la lesión nunca lo abandonó del todo. El tobillo resistió a la presión, pero hubo momentos de vacilación durante todo el partido, especialmente durante los cambios explosivos de dirección y los sprints rápidos. Sin embargo, el número 1 del mundo volvió a demostrar su fortaleza mental superando las dudas y encontrando soluciones en tiempo real.
Sin embargo, lo más impactante de su reflexión no fue sobre su propia determinación, sino sobre el equipo que lo rodea. En particular, Alcaraz agradeció de todo corazón a su fisioterapeuta por lo que describió como un trabajo fenomenal para mantenerlo en forma. Sus palabras resaltaron la confianza que deposita en su personal, lo que sugiere que su presencia en los cuartos de final es tanto un triunfo del esfuerzo colectivo como de la habilidad individual.
Alcaraz: “Tengo el mejor fisioterapeuta del mundo”
“Honestamente, ha sido duro. Para mí fue muy importante tener el día de ayer, contar con ese tiempo extra para recuperar mi tobillo lo mejor que pude”, dijo Alcaraz después del partido. “Lo he dicho antes en el pasado y lo diré de nuevo ahora: tengo el mejor fisioterapeuta del mundo (risas). Confío en él al 100%, y eso también es muy importante cuando te ocurre algo así. Tenerlo conmigo en este torneo ha sido un factor clave. La forma en que trató la lesión en estas últimas horas ha sido fenomenal: gracias a él pude jugar.”
El español admitió que, aunque el tobillo se sentía lo suficientemente estable como para permitirle competir, la sensación de vulnerabilidad nunca desapareció por completo. “En el partido sentí una cierta normalidad en términos de competencia, aunque admito que hubo varios momentos en los que estaba un poco preocupado. Con ciertos movimientos en la cancha, sentí una especie de ansiedad por cómo respondería el tobillo a las exigencias de un partido así. En general, mirando todo en perspectiva, puedo decir que fue un gran partido para mí. Una actuación con la que estoy contento. Jugué un buen tenis incluso mientras estaba, en muchos momentos, en la condición de mi tobillo.”
Resistencia y alivio en Tokio
La habilidad de Alcaraz para restar importancia a las molestias mientras sigue produciendo tenis de alto nivel ya lo ha distinguido como una de las estrellas más brillantes del deporte. La victoria contra Bergs, tras el susto de inicio de semana, muestra el delicado equilibrio entre la ambición y la precaución que los mejores jugadores deben dominar. Para el joven de 22 años, Tokio se ha convertido en una prueba temprana en la temporada tanto de su cuerpo como de su habilidad para adaptarse mentalmente cuando enfrenta contratiempos.
El sistema de apoyo alrededor de Alcaraz también ha cobrado protagonismo. En el implacable mundo del tenis profesional, la recuperación y la prevención a menudo determinan cuánto tiempo un jugador puede permanecer en la cima. Sus comentarios sirven como un recordatorio de que detrás de cada victoria está el incansable trabajo de los entrenadores, fisioterapeutas y preparadores físicos. Es esa asociación la que le ha permitido mantenerse en el camino en Japón y seguir persiguiendo el éxito en su primer torneo como número 1 del mundo en el ranking.
Mirando hacia adelante, Alcaraz intentará adaptarse aún más al torneo mientras vigila de cerca el tobillo. Cada ronda proporciona un nuevo desafío y una oportunidad para evaluar su progreso. Lo que está claro es que, a pesar de los momentos de ansiedad, el español ya ha demostrado que puede rendir en situaciones adversas: una cualidad que le servirá no solo en Tokio, sino en toda la exigente gira asiática y más allá.