El No. 74 del mundo, Mattia Bellucci, concedió una entrevista interesante tras firmar el mejor año de su carrera, en el que logró su primera victoria ante un Top 10, alcanzó su mejor ranking dentro del Top 70 y disputó su primera semifinal a nivel ATP, además en categoría ATP 500.
Sin embargo, quizá el partido que más recuerde de su temporada sea su derrota ante
Carlos Alcaraz en el
US Open. Tras imponerse en el debut al joven chino Shang Juncheng (7-6, 1-6, 6-3, 3-0, ret.), el italiano tuvo la oportunidad de medirse con Alcaraz en el Arthur Ashe Stadium, encajando una derrota en la que apenas pudo sumar cuatro juegos.
De hecho, el nivel de Alcaraz en Flushing Meadows fue, probablemente, su mejor tenis del año. Alcanzó la final sin ceder un set y se coronó campeón ante Jannik Sinner—vengando Wimbledon y regresando además al No. 1 del mundo. Entre triunfos contundentes, el que consiguió ante Bellucci fue quizá el más impresionante, con apenas una hora y media de duración, 7 quiebres a su favor y sin conceder ni una sola bola de break a su rival.
En una
entrevista con Spazio Tennis, Bellucci admitió que el entorno pesó enormemente en el desenlace, reconociendo la enorme dificultad de adaptarse de inmediato a un escenario así sin experiencia previa. “Realmente no hubo un aspecto en el que me sintiera a su altura en ese momento, así que no sabes bien adónde ir para sumar puntos.”
Al repasar el duelo, el italiano fue sincero sobre la sensación de impotencia en el punto álgido del partido. “Esa fue la vez en la que dije: ‘Hoy no sé qué hacer para llevarme un cierto número de puntos que me permita al menos quedarme un poco a su estela’, sobre todo al principio.”
Tras ganar solo un juego en los dos primeros sets—que Alcaraz liquidó en menos de una hora—, Bellucci logró recomponerse para mostrar algo de oposición en el tercero. El marcador fue 6-1, 6-0, 6-3 a favor de Alcaraz, que avanzó a tercera ronda con paso firme.
“El tercer set fue mejor que los dos primeros, donde él fue realmente dominante”, dijo el italiano de 24 años. “Pero te digo que, comparado con otros partidos, incluso contra jugadores grandes donde me sentí más cerca, el de Alcaraz fue el que me hizo decir: ‘Hoy no sé qué hacer para llevarme un cierto número de puntos que me permita al menos quedarme un poco a su estela’, sobre todo al inicio. Quiero decir, su saque y su resto fueron fenomenales.”
El peso del “aura”
Más allá de los partidos, Bellucci tuvo el privilegio de saltar a la pista de entrenamiento con Novak Djokovic, una experiencia con un peso psicológico propio. El italiano describió un cambio palpable en el ambiente al estar en presencia de la leyenda serbia, marcado por una exigencia casi obsesiva de perfección. “A diferencia de otros grandes, lo que percibo es que cuando estás con él, el nivel de exigencia es significativamente mayor; se exige una precisión extrema a sí mismo y a su equipo.”
Este entorno puede resultar asfixiante para un jugador joven, provocando un bloqueo mental donde el afán por ser útil supera al instinto natural. Bellucci confesó sentir “confusión total” en ocasiones, esforzándose tanto por ejecutar lo que Djokovic necesitaba que perdió su propio ritmo.
Aun así, reconoce que sobrevivir a esa intensidad es crucial para el desarrollo mental, forjando una dureza que solo se adquiere enfrentándose al más grande de todos los tiempos. “Alcanzar ese nivel de exigencia frente al más grande de todos los tiempos es algo que jamás habría imaginado poder hacer… situaciones que de verdad te hacen no solo mejor, sino también más fuerte, más fuerte de carácter también.”