"Le di un par de nombres y uno era Darren Cahill": Cómo los consejos de Boris Becker llevaron a Jannik Sinner al número 1 mundial

Boris Becker ha revelado una historia poco conocida sobre cómo estuvo a punto de convertirse en entrenador de Jannik Sinner, y cómo un giro del destino llevó al italiano al equipo que desde entonces le ha guiado hasta el número 1 del mundo. Hablando con franqueza sobre ese periodo, la leyenda alemana explicó que la inseguridad jurídica le obligó a dar un paso atrás en lo que podría haber sido una de las colaboraciones más notables del tenis moderno.

En aquel momento, Becker se enfrentaba a una sentencia en Londres y no sabía si su libertad -o su futuro en el tenis- continuaría. En lugar de aceptar un papel con el que no podía comprometerse plenamente, tomó un camino diferente que cambiaría indirectamente la carrera de Sinner.

"Dos meses después, estaba esperando el veredicto en Londres", recuerda Becker. "Le dije a Jannik: no sé cómo acabará esto, no puedo asumir el compromiso. Pero no quería dejarle tirado, así que le di un par de nombres. Uno era Darren Cahill. Para mí, el mejor".

Lo que podría haber sido un contratiempo temporal se convirtió en el principio de algo histórico. La sugerencia de Becker llevó a la formación del actual equipo de entrenadores de Sinner, Cahill y Simone Vagnozzi, un dúo que ha dado forma a uno de los jugadores más completos y mentalmente estables del ATP Tour.

Becker dice que reconoció inmediatamente la mentalidad y el potencial poco comunes de Sinner. Incluso cuando el italiano aún estaba puliendo su saque y su juego de pies, su fuerza psicológica destacaba por encima de todo. "Estaba convencido de que Jannik podía llegar a ser el más fuerte", afirma Becker. "En aquel momento tenía que mejorar su saque y su juego de pies, pero era único: mentalmente, ya era un fenómeno".

Ahora esa predicción ha envejecido maravillosamente. Con cuatro títulos de Grand Slam a los 24 años y una presencia imponente en pistas duras y cubiertas, Sinner ha justificado cada palabra de aquella fe temprana. Becker, sin embargo, dejó claro que su capítulo como entrenador itinerante ha quedado atrás, afirmando que la familia y los nuevos proyectos empresariales han cambiado sus prioridades.

Reflexionando sobre lo lejos que ha llegado el italiano, Becker no tuvo más que admiración por la asociación que surgió de sus consejos. Elogió tanto la mente estratégica de Cahill como la infravalorada perspicacia táctica de Vagnozzi, sugiriendo que pocos equipos trabajan hoy en día con tanto equilibrio y precisión.

"Cuatro Slams a los 24 años: no creo que pudiera haberlo hecho mejor que Cahill y Vagnozzi", admitió Becker. "Cuando eligieron a Simone, no era famoso, pero pocos entienden el juego como él. El éxito del Team Sinner habla por sí solo".

El comentario subraya cómo Becker, a pesar de su naturaleza competitiva, siente auténtico respeto por quienes guían a la nueva generación, y por el campamento de Sinner, en particular, como modelo de colaboración y concentración.

Becker también habló abiertamente sobre los controles antidopaje y la integridad en el tenis, destacando el historial limpio y la fiabilidad de Sinner. Aunque el tema sigue siendo delicado en el deporte, el seis veces campeón de Grand Slam no dejó lugar a dudas sobre su postura.

"Sí. El dopaje está muy lejos de su carácter", dijo. "Confío plenamente en él. Desconfío más de los jugadores que de repente explotan durante una temporada o parecen fenomenales durante dos o tres torneos. Esas cosas huelen un poco mal. Pero Jannik lleva años entre los mejores".

Añadió que el nivel de control antidopaje en el tenis actual es extremadamente invasivo, describiéndolo como "una enorme restricción de la libertad" de los jugadores de élite, que deben informar constantemente de su paradero. Aun así, Becker cree que el ascenso de Sinner se ha cimentado únicamente en la disciplina, el talento y una mente afilada bajo presión.