El tenis argentino ha despedido a uno de sus grandes guerreros de la última década. Diego Schwartzman cayó en el Argentina Open frente a Pedro Martínez y de esta forma cerró su etapa como tenista profesional para la desatar la emoción del público albiceleste.
Después de más de 10 años compítiendo en la élite del tenis mundial, el 'Peque' finalmente ha colgado la raqueta. El ex número 8 del mundo deja una huella imborrable en el Tour, con una carrera marcada por la superación, entrega y garra que lo caracterizaron desde sus comienzos. Schwartzman se une al recientemente retirado Juan Martín del Potro, pasando la posta a la nueva generación de tenistas que están actualmente haciéndo su camino en el circuito.
Nacido el 16 de agosto de 1992 en Buenos Aires, Diego Schwartzman demostró desde pequeño que a pesar de no contar con la estatura promedio de los tenistas más destacados, no permitiría que ello fuera un obstáculo. A base de una excelente velocidad de píernas, gran resistencia y un espíritu competitivo notable, el ex número 8 del mundo podía plantar cara a cualquier rival, especialmente en tierra batida.
Su tenis se caracterizó por la solidez desde el fondo de cancha, y una excelente movilidad, lo que lo hacía capaz de devolver pelotas imposibles. Así fue que logró abrirse camino en un circuito dominado por jugadores dotados de mayor altura y potencia.
Lentamente, el 'Peque', fue ascendiendo en el ranking, mostrando una gran adaptabilidad a las condiciones del Tour y un esfuerzo constante por seguir mejorando. En 2016 ganaría su primer torneo ATP, en Estambul. Esa temporada comenzaría a consolidarse como uno de los tenistas más peligrosos en tierra batida, pero sería en los años posteriores que su carrera tomaría otra notoriedad.
Una excelente actuación de Schwartzman llegaría temprano, en Roland Garros 2017. En aquella ocasión superó una batalla durísima contra Andrey Rublev por 0-6, 6-4, 6-2, (3)6-7 y 9-7. Luego de ganar con comodidad en la segunda ronda, en tercera ronda se enfrentaría al campeón defensor Novak Djokovic (N°2 del mundo), y a pesar de estar 2 sets a 1 arriba terminó sucumbiendo en los últimos dos tras el gran desgaste físico en los 3 primeros sets y cae por 7-5, 3-6, 6-3, 1-6 y 1-6, quedando cerca de dar el batacazo.
Schwartzman confirmó su buena temporada en el US Open como cabeza de serie 29, clasificando fácilmente a la tercera ronda tras batir a su compatriota Carlos Berlocq y Janko Tipsarević en sets corridos, antes de lograr la mejor actuación de su carrera en Grand Slam, superando al 7.º del mundo y campeón en 2014, el croata Marin Čilić por 4-6, 7-5, 7-5, 6-4 liberando la parte inferior del cuadro y dejándolo más abierto que nunca, en octavos de final vence al cabeza de serie 16 Lucas Pouille por 7-6(3), 7-5, 2-6, 6-2 en dos horas y 34 minutos para llegar por primera vez a cuartos de final de un Major. Con 1,70 m, Schwartzman fue el cuartofinalista de Grand Slam más bajo desde Jaime Yzaga en el 94
Otro de los momentos inolvidables del argentino llegaría en 2020. En Roland Garros, el torneo preferido de la mayoría de los sudamericanos, Schwartzman alcanzaría las semifinales del torneo, tomando las cosas donde las había dejado Juan Martín del Potro dos años antes.
Camino a esas semifinales, el Peque sobrevivió a una espectacular batalla en cuartos de final contra el ex campeón del US Open, Dominic Thiem. El dramático encuentro se resolvería en 5 sets en favor del bonaerense. Aquel duelo jugado en la Philippe-Chatrier -aunque sin público debido a la pandemia del Covid-19- vió al argentino llevarse el triunfo por 7-6(1), 5-7, 6-7(6), 7-6(5) y 6-2, en una exhibición de resistencia mental y física.
Finalmente, sería el rey de la tierra batida y de París, Rafa Nadal, quien detuviera el andar de Schwartzman en aquella ocasión. Ese resultado en el segundo Grand Slam del año le permitió al Peque meterse por primera vez entre los mejores 10 del mundo.
Además, el ex número 8 del mundo fue campeón del Argentina Open en 2021 y del Rio Open en 2022, haciéndose querer por todo el público en ambos torneos. En total, logró cuatro títulos ATP y alcanzó otras seis finales, consolidándose como un competidor temido en el circuito.
Si bien Diego disfrutó de muchos éxitos, también le tocó enfrentar más de un momento complicado. La dificultad para avanzar en algunos torneos de Grand Slam y lo complicado que se le hacía competir contra los mejores en pistas rápidas supusieron un obstáculo que debió aprender a sortear conforme avanzaba su carrera.
Uno de los mayores desafíos fue la transición en su juego para mantenerse al nivel de nuevas generaciones de tenistas que llegaban con estilos de tenis mucho más agresivos y basados en su físico.
Sin embargo la determinación y el afán de ganar nunca decayeron, y con su estilo de juego basado en la paciencia y en la consistencia, Schwartzman se las arregló para ser un problema para los tenistas de élite en más de una ocasión.
Los últimos años, Schwartzman ha estado marcado por las lesiones. La exigencia física del circuito fueron erosionando su rendimiento y lentamente el fuego competitivo que alimentaba su tenis se fue apagando, llevándolo a tomar la difícil decisión de poner punto final a su labor como tenista profesional. ¿El lugar elegido? Su casa, rodeado de su gente, en un torneo que lo despidió como se merece: el Argentina Open.
Diego Schwartzman no sólo será reconocido por lo hecho dentro de la pista, sino también por su humildad, carisma y el respeto que se ganó entre sus compañeros y aficionados. Su historia es un ejemplo de que el talento, apoyado con el esfuerzo y la perseverancia puede derribar cualquier barrera.
A lo largo de su carrera, se convirtió en una inspiración para muchos jóvenes tenistas argentinos y latinoamericanos, demostrando que la altura no es un impedimento para competir en la élite del tenis mundial.
Schwartzman además siempre fue muy activo con las causas sociales y consciente de su rol fuera de las canchas, participando en muchos proyectos benéficos.
El tenis argentino pierde a un gran batallador, pero su legado permanecerá intacto. No sería de extrañar para nada que en algún momento la experiencia del Peque podría jugar un papel preponderante en la formación de nuevas generaciones de tenistas en Argentina. No sería de extrañar ver a Schwartzman seguir muy ligado al tenis desde otro rol, como entrenador, comentarista o por qué no en algún futuro, capitán del equipo albiceleste en la Copa Davis.
El "Peque" dirá adiós a la competencia profesional, pero su figura seguirá presente en cada peloteo, en cada partido de lucha y en cada niño que sueñe con alcanzar la gloria en el tenis, sin importar los desafíos.
Gracias por todo, Peque. Tu legado en el tenis argentino es eterno.
Before Diego Schwartzman played the final point of his career, the crowd in Buenos Aires was chanting his name.
— The Tennis Letter (@TheTennisLetter) February 13, 2025
Diego wiped the tears away from his face.
Beautiful support for a one-of-a-kind person & player.
There will never be another Diego. 🥹
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