La USTA (Asociación de Tenis de Estados Unidos) se ha metido en un buen lío tras ser acusada de desestimar un testimonio clave en una demanda por abusos sexuales.
Pam Shriver testificó el pasado abril durante siete horas en apoyo de Kylie McKenzie, que presentó una demanda contra la USTA por no protegerla de abusos sexuales. McKenzie había acusado a su entrenador, Aníbal Aranda, de tocarla de forma inapropiada cuando era adolescente.
Sin embargo, en un escrito presentado esta semana, se revela que la USTA está intentando persuadir al juez que preside el caso para que desestime el testimonio de Shriver por inadmisible e irrelevante. Dicen que Shriver no tenía conocimiento directo del caso de McKenzie.
La organización con sede en Nueva York también tiene que rechazar las afirmaciones de que a Shriver, 22 veces ganadora del Grand Slam de dobles, se le aconsejó que no hablara demasiado sobre sus propias experiencias de abusos sexuales y que mantuviera las distancias con el abogado de McKenzie.
Uno de los abogados de McKenzie declaró a The Athletic: "Esto es lo que ocurrió. Staciellen Mischel (subdirectora jurídica de la USTA) advirtió a Shriver de que no hablara sobre su experiencia personal de abuso sexual cuando era una joven tenista, e incluso 'advirtió' a Shriver de que no hablara con el abogado de la Sra. McKenzie en este caso".
"Mischel emitió esa advertencia poco después de que Shriver denunciara públicamente la conducta sexual inapropiada que sufrió cuando era una joven estrella del tenis, y poco después de que Shriver y la Sra. McKenzie se conocieran por sus experiencias compartidas de abuso. Shriver testificó que interpretó esta conversación como una advertencia de la USTA: 'no digas demasiado'. Las pruebas de que los acusados intentaron silenciar a las víctimas pueden ser interpretadas por un jurado como prueba de negligencia grave".