Jack Draper se ha unido a las crecientes críticas hacia el formato de los Masters 1000 de dos semanas, siguiendo los pasos de figuras como
Carlos Alcaraz,
Iga Swiatek y Stefanos Tsitsipas. El actual número uno del tenis británico considera que esta estructura extendida está detrás de ciertos altibajos en el rendimiento de varios competidores, debido al gran desgaste físico y mental que implica.
De los nueve torneos de esta categoría previstos para la temporada, siete se disputan a lo largo de 12 días, salvo Montecarlo y París-Bercy. Los cuadros principales incluyen a 96 jugadores, con exención de primera ronda para los 32 primeros preclasificados.
Hasta hace poco, únicamente Indian Wells y Miami contaban con ese formato más largo, mientras que el resto se concentraban en una semana con cuadros de 56 tenistas.
“Tal y como está organizado el calendario, con competiciones que se alargan dos semanas, menos margen para regresar a casa o entrenar con regularidad, es como estar atrapado en una rueda sin fin”, expresó Draper, reciente campeón en Indian Wells. “Sí, ganamos bien y jugamos ante estadios repletos, algo que me apasiona, pero a nivel mental es agotador”.
La semana posterior al evento californiano, todos los semifinalistas cayeron eliminados en su primer partido del Miami Open. Draper, junto a Holger Rune y Daniil Medvedev, no logró superar el estreno, algo que reavivó la polémica sobre el calendario.
“Espero que en algún momento la ATP y las giras se sienten a repensar este modelo. Habría que encontrar formas de dar más espacio para entrenar y cuidar nuestros cuerpos”, añadió. “Creo que eso impacta directamente en el nivel de los partidos. Muchos jugadores de élite muestran irregularidades, y no es por falta de capacidad, sino porque la sobrecarga es excesiva”.
Según Draper, la percepción del público también se ve distorsionada: “La gente ve el partido por televisión y dice: ‘Vaya, estuvo mal’, pero no imagina el esfuerzo que supone estar al máximo todos los días. También tenemos una vida fuera de las pistas. No somos máquinas”.
Para concluir, el británico dejó una reflexión que resonó en el circuito: “Da vértigo pensar en el futuro así. Pero tampoco tengo que seguir hasta los 35. Haré todo lo que pueda, daré lo mejor de mí, y pararé cuando sienta que ha llegado el momento”.