“Aún no soy el jugador que quiero ser”: Ben Shelton, sobre su eliminación en las ATP Finals

Ben Shelton cerró su primer ATP Finals sin victorias, marchándose de Turín con tres derrotas en la liguilla, la última ante Jannik Sinner. El estadounidense se fue con sensaciones encontradas: decepción por los resultados, pero también optimismo tras una temporada de irrupción que lo había llevado al top 5 mundial apenas una semana antes. Al hacer balance de la experiencia, admitió en rueda de prensa: “Sí, ya sabes, es duro terminar la temporada así, yéndose 0–3 en las Finals.”

El estadounidense reconoció que las últimas semanas de la temporada estuvieron condicionadas por los efectos persistentes de la lesión que sufrió durante la gira de otoño. Explicó lo difícil que fue recuperar el timing ante rivales en pleno pico de forma, diciendo: “Me toma un poco encontrar el ritmo, y tratar de hacerlo al final del año cuando los tipos están en una forma realmente, realmente buena es difícil.”

Partido a partido, Shelton percibió pequeñas mejoras, pero no las suficientes para inclinar los marcadores. Contra Zverev le costó encontrar rendijas en juegos de saque ajustados, y la derrota ante Auger-Aliassime se convirtió en un punto de inflexión: sintió que jugó para ganar pero no cerró los puntos clave. Incluso en sus mejores tramos, admitió que faltó consistencia, y resumió su último rendimiento con claridad: “Hoy jugué un buen partido desde el fondo y en la red. Sinceramente, me superaron con el servicio. Ese fue un poco el tema. En los tres partidos que jugué aquí, los tipos sirvieron mejor que yo. Así que no es mi mayor preocupación, sé que tengo un gran saque.”

La derrota ante Sinner selló su 0–3 y lo hizo caer del No. 5 al No. 9 del mundo, una bajada con implicaciones reales de cara a 2026. Salir del top 8 elimina la protección de evitar a nombres como Sinner, Alcaraz o Djokovic antes de cuartos, añadiendo otra capa a su frustración. Aun así, intentó mantener perspectiva al valorar la dificultad del grupo: “Hay que dar mucho crédito al final de este año. La forma en que estos tipos jugaron, no había partidos fáciles en mi grupo.”

Más allá de los resultados, Shelton entendió que el cierre de temporada expuso áreas claras de crecimiento. Habló abiertamente de su curva de evolución, subrayando la importancia de mantener la ambición mientras acepta que aún está lejos de su techo. Su autoevaluación fue franca y directa: “No soy todavía el jugador que quiero ser, ni cerca. Y hay tantas cosas en las que necesito trabajar.”

Al margen del ranking, Shelton enfatizó que la mejora suele ser invisible antes de hacerse tangible. El nuevo No. 9 del mundo describió ese proceso lento con una visión serena a largo plazo: “Podría estar trabajando en cosas ahora o haber trabajado en cosas en los últimos dos o tres meses, y puede que aún no lo vea en pista — pero quizá en Australia o París.”

Shelton dijo que le motiva la distancia que le separa de los jugadores de élite a los que se midió esta semana. Esa persecución lo mantiene centrado en el proceso más que desanimado por los tropiezos. Explicó cómo equilibra ambición e identidad, y comentó: “Siempre intento perseguir a los que están delante de mí, cómo puedo mejorar y ser más eficaz, sin perder de vista lo que me hace grande.”

El estadounidense también reafirmó que uno de sus mayores retos —y oportunidades— es la adaptabilidad. Medirse a los mejores del mundo bajo techo dejó claro lo rápido que los top ajustan sus patrones, especialmente en partidos cerrados que se deciden por el saque y la agresión al primer golpe.

Recalcó esa prioridad de cara al futuro, diciendo: “Los mejores jugadores se adaptan. Los mejores son excelentes cambiando pequeñas cosas en su juego para ser efectivos en cada superficie. Para ganar Slams en múltiples superficies, ganar muchos títulos a lo largo del año en diferentes superficies, hay que ser capaz de adaptarse — y esa es una de mis mayores prioridades de cara a 2026.”

Shelton cierra su temporada con un balance de 40 victorias y 24 derrotas, además del título en el Canadian Open, su primer Masters 1000. El estadounidense también firmó una final en el Munich Open y semifinales en el Abierto de Australia.