Ganar Wimbledon es el sueño supremo para casi todos los tenistas profesionales, y Andy Roddick, ex número uno del mundo, no oculta la angustia que todavía siente por haberse quedado tan cerca sin lograrlo.
El estadounidense, oriundo de Omaha, tuvo una carrera destacada en el circuito ATP, coronada con su único título de Grand Slam en el US Open de 2003. Sin embargo, nunca pudo inscribir su nombre en la lista de campeones de Wimbledon, donde se encontró una y otra vez con el mismo obstáculo: Roger Federer.
En su reciente podcast Served With Andy Roddick, el ahora comentarista y analista de 42 años confesó que las tres finales perdidas en Wimbledon (2004, 2005 y 2009, todas ante Federer) siguen siendo una espina clavada.
"Mi vida probablemente hoy no sería diferente, más allá de cómo la gente ve una carrera, así que no creo que eso cambiara mucho", comenzó Roddick. "Pero estoy tan enamorado de ese torneo… me habría llenado el corazón de amor entrar allí como uno de ellos, uno de los campeones. Me habría sentido infinitamente humilde por ello".
El ex tenista explicó que las primeras dos finales no le pesaron tanto porque confiaba en que tendría más oportunidades: "Después de perder en 2004 y 2005, estaba bastante seguro de que volvería a estar ahí. Pero ahí estaba Roger… es como intentar correr más rápido que una tormenta que sabes que se va a desatar, y no ser lo suficientemente rápido".
La final de 2009, considerada por muchos como uno de los mejores partidos de la historia, fue especialmente dolorosa para Roddick. Aquel día, el estadounidense cayó por 5-7, 7-6(6), 7-6(5), 3-6 y 16-14, tras un épico duelo de 4 horas y 16 minutos que terminó con Federer levantando su sexto título en Londres.
A pesar de esas derrotas, Roddick es recordado como uno de los grandes competidores de su generación y un referente del tenis estadounidense. Su pasión por Wimbledon sigue intacta, aunque la herida nunca terminó de cerrarse.