Andy Murray no jugaba desde el Miami Open del pasado mes de marzo. Hace unos días, se le vio entrenando sobre tierra batida y sus fans se llenaron de esperanzas de que podía jugar
Roland Garros. Pues bien, hoy ha vuelto, el día que celebraba su 37 cumpleaños, y lo ha hecho con victoria.
Parecía potencialmente inminente una carrera contrarreloj para llegar siquiera a Wimbledon, por no hablar de un Challenger antes de Roland Garros. Pero Murray ha encontrado el camino. Derrotó a Kyrian Jacquet por 7-5 y 2-0. El francés, que había superado la fase de clasificación, se retiró tras sufrir una rotura en el segundo set.
Murray se retirará pronto, pero de forma permanente. Sin embargo, el británico lo está dando todo para despedirse por todo lo alto e incluso se ha comprado una raqueta nueva. Ha cambiado la Head por la Yonex para tener un poco de ventaja. Un buen esfuerzo tras dos meses de ausencia, con algunos golpes característicos de Murray.
Murray prosperó la temporada pasada ganando Surbiton en el
Challenger Tour y buscará una inyección de confianza similar esta semana. No suele jugar en tierra batida, por lo que se trata de un partido extraño en sí mismo. Por lo general, Murray realiza un bloque de entrenamiento pensando en Wimbledon. Su cuerpo no se adapta precisamente bien a los duros rigores de la tierra batida.
Pero tiene la vista puesta en particular en un cisne en cierto torneo de París. No Roland Garros, sino los Juegos Olímpicos. Es dos veces medallista de oro y buscará su final de cuento de hadas aparentemente en tierra batida. Formará equipo con Dan Evans a finales de mes en Roland Garros.
Esta unión podría dar lugar a una pareja para los Juegos Olímpicos. Pero es más probable que sea Murray con otra estrella de dobles de primer nivel, dado que también serán elegidos para los Juegos. Evans, junto a Cameron Norrie, se centrará probablemente en los individuales. Murray también se dirigirá a Ginebra desde aquí y ya tiene previsto un apretado calendario en hierba después de Roland Garros. Sin duda, no aflojará el ritmo al llegar a los 37 años.